Un indicador que debe pesar a la hora de decidir por una franquicia es su número de sucursales vigentes, es decir, en operación, es ese dato duro que muestra la fortaleza sostenida de la marca a elegir. Cuando un ex colaborador de Forbes en México preguntó en especial de franquicias encomendado, el por qué en nuestro país no existían o son muy contadas, las marcas que sostienen una red con multiunidades, el sector se encendió, mostró su molestia. Y es que, muchas abren pero al tiempo, otras cierran; los argumentos y pretextos no faltan, con la pandemia se tuvo uno de ellos.

La verdad es que siempre se minimiza este “talón de aquiles”.

Cuando sabemos que franquicias nacionales superan ese primer ciento de unidades operando es para encender reflectores. ¿Qué hay detrás de su estructura? ¿Cómo han logrado esa resiliencia o capacidad para adaptarse a situaciones adversas con un saldo positivo? ¿Cómo han entendido al paso de los años, la evolución del inversionista y sus nuevos intereses?

Cuando supe que la firma Aquamatic Lavanderías alcanzó su primer medio siglo de vida —50 años— de operar sin interrupciones y de ellos, 17 años probando, desarrollando y luego, comercializando su red de franquicias, hoy, hacia las 150 sucursales, que le doy la primicia, con el arribo del verano abrirá siendo vecina del concurrido Mercado Jamaica, un patrimonio cultural intangible de la Ciudad de México, solicité entonces a sus directivos la oportunidad de una charla.

Como marca tapatía emblemática, al ser pionera en el lavado de prendas por autoservicio, luego, precursora en el uso de “tarjetas inteligentes” y así, ser la primera lavandería inteligente, fui testigo de cómo su directora general, Mariana Davalos, convenció a radioescuchas que le siguieron en un matutino líder para convertirse luego en inversionistas de Aquamatic, le sorprendería el numero de franquicias que logró. Después, ya en mi residencia en esta Capital Queretana vi esa capacidad de expansión que hoy muestra en 16 estados del país, desde el Bajío hasta el Noroeste, desde el Norte hasta el Caribe, y qué decir del Valle de México y la cuna de la firma, el Occidente.

Con una entera disposición, el equipo de colaboradores de la franquicia, me recibió en una de sus sucursales modelo.

José Arámbula, director comercial, al frente, me detalló la labor hasta en nueve áreas de ejecución interna, en un intercambio de “estafeta” en la responsabilidad de acuerdo con la necesidad del franquiciatario o inversionista. “Nos hemos especializado en cinco décadas continuas para transitar de pioneros a la cadena líder en América”.

Carlos Cornejo, director de expansión; Karla Martínez, directora de marketing; Alejandra González, directora de operaciones Bajío-Norte, y Karina García, directora de franquicias, tuvieron un común denominador su especialización y esa capacidad de evolución, de acuerdo con las condiciones.

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