¡No, no es fácil! ¿Quién dijo que lo era? El mundo se te viene encima. Primero debes descubrir lo que quieres, adentrarte en tu mundo olvidado entre escombros y telarañas, tu ser deteriorado y darte cuenta de todo aquello que has cargado y que has hecho que te han llevado hasta el precipicio, sin embargo la ventaja de tocar fondo es que ya no queda ir más abajo y lo que toca es impulsarte par salir de él.

Momentos de confusión, de pérdidas, de errores, de dolor, de amor y desamor (sobretodo el último), son lo que por momentos te consumen y sientes que ya no puedes más, te sientes derrotada y aunque haya escasos momentos de lucidez que te recuerdan que del otro lado está el arcoiris, los colores, la alegría hasta entonces te das cuenta que hacia allá te quieres dirigir. El camino empedrado e interminable, conflictos existenciales, abandono y pocas fuerzas para luchar contra todo aquello que te detiene. Es como si mil manos te impidieran el que puedas dar un paso adelante. Aún así,  logras darlo y te das cuenta que no te quedan fuerzas pero que debes salir adelante porque no fuíste hecha para la derrota.

Poco a poco y con un trabajo interior profundo vas arrancando las capas, una a una, poco a poco porque se han encarnado y el dolor es insoportable cuando las jalas, sinembargo y a pesar de las heridas, de la incomprensión de los que te rodean y de la crítica social que aunque no lo quieras te pesa, vas avanzando porque tienes un corazón indomable.

El ingrediente indispensable para ésos momentos donde pareces un cachorro herido e indefenso: meterte a tu cueva, sanar tus heridas y tomar fuerzas para salir del nuevo al mundo pero en esta ocasión sabes que no irás solo por inercia, sabes que cuando te recuperes saldrás a conquistar tus sueños más grandes, aquellos que te dijeron en algún momento que eran imposibles, aquellos en los que nadie puso atención, aquellos que ahora están llenos de pasión.

Nada es sencillo, pero la vida se encarga de ponerte enfrente herramientas para ir avanzando.

¡Paciencia! valor indispensable para esta aventura y aceptación es tu nuevo vestido para poder lucir  aspirando siempre a conquistar lo que es tuyo.

Y de pronto un buen día, con cansancio a cuesta pero montada en la ilusión, te das cuenta que la vida te ha dado una nueva oportunidad. Volteas a ver hacia atrás y te das cuenta que el pasado pasó, y que lo único que te queda es tu presente porque ni siquiera el futuro cuenta. Así que ya con conciencia en mano, la aceptación y la paciencia pero sobretodo la voluntad indomable y la valentía con la que una mujer cuenta decides sonreír y enfocarte a cumplir a pesar de los precios que haya que pagar, tus sueño.

No te das ni cuenta, pero la responsabilidad que adquieres contigo misma y con quienes han nacido de ti es el motor que no se detiene y que solo carga energía a través del mismo amor que recibes de ellos.

¿Cuántas mujeres se encuentran en este camino? Si tú eres una de ellas, ¡fájate bien la blusa! y que se note que tienes bien puestos tus ovarios, porque eres mujer, porque eres fuerte, valiosa y valiente.

La vida recompesará mil veces más aquellas que deciden ir por lo que por naturaleza les corresponde. ¡Ser grandes!

Google News