Recuerdo con claridad diferentes luchas a lo largo de mi vida, en algunas participé de mano e influencia de mis padres, hubo otras donde la empatía fue factor para solidarizarme con la causa en defensa y con seguridad existen otras que con seguridad marcaron mi vida. Justo en la semana compartía en una sesión de clase, la importancia que tiene la aprobación de la Reforma Eléctrica en nuestro país y los intereses oscuros que rodean a la oposición en su afán de mantener en la vulnerabilidad a nuestra soberanía nacional, curiosamente dentro del diálogo que se sostenía, hice remembranza de la lucha encabezada por los compañeros de Luz y Fuerza del Centro, misma que ha durado más de una década en la búsqueda de justicia y reivindicación de la dignidad laboral, sin duda alguna un claro ejemplo de la resistencia y defensa ante lo injusto como único camino a seguir por parte de las y los que pertenecemos a la clase trabajadora.

Aún tengo presente las diferentes marchas y mítines de respaldo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), movimiento que tuvo apoyo ciudadano y estudiantil, tal vez muchos de los participantes no estábamos conscientes de que el atraco a Luz y Fuerza era solamente el inicio de todo un plan privatizador por parte de la administración Calderonista, que a los pocos años le pasaría la batuta al gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, quien desde el primer día de su gobierno, aceleró los procesos necesarios para que la privatización energética estuviera lista y así los diferentes particulares que habían promocionado su campaña, empezaran a ver cómo regresaba su inversión.

Justo en la conferencia matutina del viernes 11 de febrero, la justicia llegó para aquellos que vieron su estabilidad laboral y social, vulnerada por el apetito neoliberal de aquellos que conciben a la nación, como un botín que se puede repartir a placer de los que participan en la toma de decisiones. No está permitido olvidar que en 2009 FECAL dejó sin trabajo a más de 45 mil empleados de manera injustificada y de manera paralela mantuvo la consigna de criminalizar el movimiento electricista y reprimirlo desde cualquier trinchera, sin dejar a un lado el golpeteo mediático que sufrieron los electricistas, por ello la importancia de que 8,892 trabajadores se integren al programa especial de compensación después de haber perdido su derecho a jubilación.

Este caso es uno de los pendientes que existen en la agenda del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo es importante recalcar que hay diferentes luchas que aún esperan solución por parte de una administración cuya bandera es la justicia social y la transparencia. Mientras tanto es elemental que el gobierno obradorista siga ligado a los movimientos sociales, que siga encontrando en la movilización civil una fuente de inspiración y de este modo impida que la burocracia acabe con la esencia de un gobierno que emana de manera genuina de la voluntad popular y el respaldo ciudadano.

¡Bien por los electricistas, faltan muchos más por ser dignificados! ¡Ni un paso atrás!

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