El régimen multilateral de la post-guerra, que puso al centro a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue, y sigue siendo hasta hoy, una  solución de  compromiso  a un viejo  problema: el buscar la coexistencia pacífica de los países en un mundo en el que el poder está distribuido de forma desigual. A pesar de que somos parte de una sola humanidad que encuentra su hogar en un solo planeta, el mundo está organizado en múltiples estados-naciones. Bajo esta organización, idealmente los pueblos eligen a sus gobiernos y estos, a su vez, son responsables ante ellos. Asumiendo lo anterior, la Carta de la ONU, mediante los principios de soberanía nacional, la autodeterminación de los pueblos y la no intervención, deja en claro que el multilateralismo no viene a dictaminar la manera en la que las naciones deben actuar y relacionarse entre ellas, sino que asume a la soberanía como una condición necesaria para que esto sea posible. En esencia, se trata de una alternativa mediante la cual los países pueden convivir de manera solidaria, en un mundo innegablemente interdependiente.

Sin embargo, a pesar de que el multilateralismo emergió como una forma para facilitar el diálogo entre los países y generar un suelo común para la solución de problemas, actualmente se le cuestiona y se le mira con escepticismo. La reciente reemergencia de los nacionalismos ha venido a dejar esto muy en claro. Se teme que la soberanía se arrebate de los gobiernos nacionales y que el verdadero poder de elección se esfume de los ciudadanos y se albergue en las manos de los tomadores de decisión de las instancias supranacionales, instancias que los ciudadanos sienten tan lejanas.

Si hace hace 73 años que se creó la ONU exisitía la necesidad de trabajar conjuntamente, hoy es aún más necesario. A su vez, las instancias supranacionales tienen la titánica tarea de acercarse más a los ciudadanos, de volverse más accesibles y cercanos.

Hoy, en el marco de la Audiencia Parlamentaria Anual de la Naciones Unidas, encabezo una reunión defendiendo la bandera del multilateralismo al lado del Secretario General de la ONU y la Presidenta de la Asamblea General, consciente de que hay muchos retos que enfrentar y mucho camino por recorrer. El multilateralismo llegó para quedarse, hoy nos corresponde adaptarlo para que siga trabajando en favor de todos y todas.

Diputada federal

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