Los Tratados de Córdoba son los primeros documentos escritos en los cuales se pronunciaba públicamente la independencia de México. Estos no fueron aceptados por los reyes de España, por lo tanto no reconocieron la independencia de México. Sin embargo, en nuestro país los acontecimientos siguieran su curso. Y fue el 28 de septiembre de 1821, cuando una Junta Provisional Gubernativa integrada por 34 personas nombradas por Iturbide, proclamó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. La misma Junta nombró a una regencia, a cuya cabeza de nuevo quedó Iturbide.

Como ha sucedido en la historia de la humanidad, el papel de las mujeres fue de gran importancia en el desarrollo de la Guerra de Independencia. Sin embargo, su participación no es visible en la historia escrita, y de esta manera pareciera que en esos tiempos no participó alguna mujer.

Rodeadas en gran medida por su papel de “mujeres virtuosas en la sociedad”, varias mujeres de todas las condiciones sociales arriesgaron su vida por la nación y la libertad. Las mujeres insurgentes fueron muchas y de diversas condiciones que sus vidas y hazañas contribuyeron que con su energía y amor a la vida libre en nuestro país.

Se dice que sabían manejar con sutileza el “arte del secreto”, término en la estrategia política en diversos tipos de situaciones en una época donde vigilar y castigar a las mujeres era lo común, pero fueron muchas las que participaron en la insurgencia.

Algunas de ellas, como Josefa E.B. que a pesar de que para las mujeres les estaba prohibido demostrar públicamente sus capacidades intelectuales, alzó la voz y realizó una antología en honor de Fernando VII, en 1809 defendió su posición como poeta y mujer.

Josefa Ortiz Téllez-Girón Domínguez, impulsaba junto con otras mujeres las tertulias, reuniones de carácter cultural donde se escuchaba música y poesía, y fueron las primeras en impulsar la conspiración.

María Ignacia Rodríguez de Velasco, mujer de esmerada educación, gracias a su fortuna poseía autonomía dentro de la represora sociedad de su tiempo. Fue llamada ante el salón de audiencias de la inquisición. Ante los jueces hizo pública la conducta de algunos de ellos. El arzobispo la desterró a Querétaro un breve tiempo para que los chismes se calmaran.

Sin embargo a lugar donde acudía a tertulias, casas de descanso, a la corte, etc., siempre hablaba bien del cura Hidalgo.

Al lado del general Vicente Guerrero combatió una mujer nacida en Tlaltizapán, al suroeste de Tlalpan, viuda del Coronel de Caballería José María Rivera. María Fermina Rivera tomó las armas al lado de los soldados insurgentes, murió en combate en la batalla de Chichihualco en febrero de 1821.

Petra Turuel de Velasco contribuyó no solo en lo económico a la causa, ayudó a muchos insurgentes a huir de la Ciudad de México, entre ellos Leona Vicario. En 1821, cuando Iturbide ordenó la captura de Vicente Guerrero y Nicolás Bravo, ella los ayudó a escapar de la ciudad. Acompañó y cuidó a Doña Josefa Ortiz de Domínguez en los primeros meses de prisión.

Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín, era una mujer de gran cultura y energía, al conocer la captura de Hidalgo, tomó la decisión de actuar para apoyar la independencia de México.

Altagracia Mercado, conocida como “la heroína de Huichapan”, formó y encabezó una División. Al ser capturado por los realistas le perdonaron la vida y le concedieron el indulto por el valor demostrado en el campo de batalla.

Así como ellas hubo muchas otras mujeres que entregaron su vida por su patria, hubo muchas mártires o víctimas inocentes. Algunas fueron conspiradoras comprometidas con la causa hasta sus últimas consecuencias. La escritura de la historia ya consignó la existencia al menos de dos de ellas: Josefa Ortiz de Domínguez o Gertrudis Bocanegra. La historia de las mujeres apenas empieza.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. @Chucho_RH

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