Los recientes hechos de esta semana: la salud del presidente y el albazo legislativo de Morena en la Cámara Diputados y el engaño de Ricardo Monreal en el Senado, ponen en claro que mentir, engañar y traicionar son sólo un recurso retórico para impulsar una campaña de falsa pureza moral del presidente y su partido, de cara a las elecciones.

La enfermedad del presidente dejó de manifiesto la doble moral de la 4T. Mientras el director de Comunicación Social y el secretario de Gobernación negaron públicamente que el presidente se hubiera desmayado y descalificaron a la fuente de información que testimonió el hecho, fue el propio AMLO quien confirmó que sí se había desvanecido (vaguido). Y a diferencia de los periodistas que difundieron versiones falsas y reconocieron su error de dar crédito a información no corroborada, del lado oficial no ha habido una disculpa al medio de comunicación calumniado.

Aprovechando la distracción ocasionada por la larga ausencia del presidente, los diputados de Morena y sus satélites, aprovecharon para dar un madruguete legislativo y modificar, en dos sesiones, 20 leyes, entre ellas, la desaparición del fracasado INSABI (por corrupta, dijo una diputada de Morena) y la transformación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACyT en un órgano a cargo de la presidencia, que desaparece las becas de miles de jóvenes, cuyos proyectos de vida dependían de los recursos públicos para estudiar postgrados en el extranjero.

La sumisión de los morenistas y de sus satélites en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República es trágica por cuando que rompen los equilibrios entre los poderes de la República, y, en el caso de los diputados, la irresponsabilidad de los legisladores de doblegarse a la tradición lopezobradorista, de aprobar leyes, sin conocerlas y sin modificarles una sola coma.

El engaño y traición del líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, al incumplir su acuerdo de elegir a un consejero del INAI para no paralizar a la institución y, al final, faltar a su palabra, llevó a la oposición a tomar la tribuna y a exigirle a Morena un nuevo interlocutor porque desconoció a Monreal como tal.

En la lógica presidencial de desaparecer a las instituciones que le resultan inútiles o requiere utilizar sus recursos en financiar sus elefantes blancos: AIFA, Dos Bocas o Tren Maya, podría eliminar áreas de su gobierno, como la dirección de comunicación social de la presidencia que ha demostrado ser inútil ya que él es el único comunicador del gobierno; o a algunos titulares de secretarías de Estado porque él toma las decisiones que les correspondería tomar a ellos.

Peor que en los mejores tiempos del PRI, Morena hizo ver que mentir, engañar y traicionar son un recurso válido para avanzar en la consolidación del poder presidencial, ya que su fin no es lograr mejores condiciones de vida para los mexicanos o una estructura de gobierno más eficiente.

La supuesta superioridad moral del presidente y sus seguidores se basa en: acusar a políticos del pasado (siempre que no sean militantes de Morena); la negación de sus responsabilidades en el presente; la invención de enemigos irresponsables; y, la invención de conspiraciones para justificar su victimización –todo esto fundado en la mentira y la calumnia-, descubren una evidente realidad: ellos son los verdaderos hipócritas a pesar del uso de su doble moral que los ubica, no como los priístas, sino mucho peores.

Periodista y maestro
 en seguridad nacional

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