Cada día trae más evidencias de que la Cuarta Transformación (4T) que enarbola el presidente López Obrador corre el riesgo de llevar en su raíz la semilla de su propia destrucción. No serán quizá los partidos de oposición, sino sus corrientes internas las que frenen al movimiento político con mayor soporte social exhibido en la etapa moderna del país. Y el catalizador para ello lo puede constituir Morena, un partido que no acaba de nacer, que simula avanzar, pero hasta ahora su empuje lo lleva a morderse la cola, a devorarse a sí mismo.

La convulsión permanente del partido que alcanzó la Presidencia de la República apenas cuatro años después de ser creado, en su primera prueba ante las urnas de 2018, entró ayer en un nuevo foso bajo el amago del tribunal electoral de frenar la encuesta que desarrolla el Instituto Nacional Electoral (INE) para permitirle al morenismo contar con un nuevo dirigente.

Este episodio encierra una descarnada disputa por el poder. En esta ocasión la polémica regresó (ha estado ahí una docena de ocasiones) al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), seleccionado por los múltiples liderazgos de Morena como arena para dirimir una mezcla explosiva de ansias de poder, oportunismo galopante y radicalización ideológica. “¡Al carajo los oportunistas (en Morena)!”, clamó apenas hace unos días López Obrador. Pero el oportunismo se aceleró.

Esta hora oscura es protagonizada por el propio presidente del tribunal, Felipe Fuentes Barrera, que con un proyecto de sentencia estrafalaria no está teniendo empacho en arrastrar a la institución (el equivalente electoral a la Corte… lo que a estas alturas quiere decir cada vez menos) hacia un mar de contradicciones puestas de manifiesto por sus propios pares, entre ellos los magistrados Janine Otálora y Reyes Rodríguez Mondragón.

Fue el dirigente interino de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, quien llevó ahora a las manos de los jueces lo que nunca debió salir de las estructuras de ese partido. Una demanda que parece producto de la desesperación que busca frenar las encuestas ya en marcha bajo la supervisión del INE.

Los dos principales contendientes, Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, han condenado esta especie de golpe de mando al que se ha prestado el TEPJF, que ayer no pudo llevar a votación la propuesta de Fuentes Barrera para abortar el proceso por no encontrar condiciones internas para ello.

El INE debe dar los resultados de la encuesta el próximo sábado. Nadie sabe lo que ocurrirá en el breve lapso que media hasta entonces. Es difícil imaginar que en estas horas alguien pueda defender el hecho de que Morena se haya vuelto el lobo de Morena.

APUNTES

Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, informó ya a quien debía que no buscará ser candidato a la gubernatura de Querétaro, baluarte del Partido Acción Nacional. Nieto, que ha dotado a la UIF de un protagonismo singular, sujetará al organismo desde diciembre a los procesos de evaluación del Grupo de Acción Financiera (GAFI), una especie de club formado por entidades de este tipo en todo el mundo, que tuvo duros señalamientos sobre el desempeño de la propia UIF en el gobierno Peña Nieto. Su decisión deja abierto el camino a la probable postulación de Celia Maya, magistrada local retirada, o Gilberto Herrera, senador morenista con licencia por Morena y superdelegado federal en el estado. Ambos, muy por debajo en las encuestas frente al inminente abanderado panista, el también senador Mauricio Kuri.

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