Pocas palabras.- Alguna vez, con mis compañeros de la fuente deportiva comentamos que Ximena Esquivel hablaba muy poco cuando se le entrevistaba, quizá por su corta edad o tal vez no era algo que le gustaba. El pasado domingo comprendí que es una joven de pocas palabras. Ella y sus logros hablan por sí solos. No le bastó con convertirse en la mejor saltadora de altura del país en los últimos tres años con todo y un nuevo record mexicano (1.85m); tampoco le bastó ser de las atletas con mayor proyección a nivel internacional de la entidad al asistir a los segundos Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing, China, en 2014, una justa que le sirvió en gran medida, pues desde ahí intensificó sus entrenamientos, conoció el nivel real que se requería para competir fuera del país, una experiencia que la llevó a conquistar hace unos días una histórica medalla de plata con marca de 1.89 metros en el Campeonato Mundial de Atletismo Sub 20, celebrado en la impronunciable localidad polaca, Bbydgoszcz. La grandeza de las personas que hablan con hechos no se cuestiona, a pesar de que ella no hable mucho en entrevistas. Con lo que haga sobre el tartán es suficiente, al ser una joven atleta que seguirá sorprendiendo. Su proceso, sin duda, apunta a Tokio 2020.

Conspiraciones.- No entiendo la necesidad de algunos humanos de atacar a otros humanos. Hace 20 años ya, el 27 de julio de 1996, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Atlanta (EUA), detonaron tres artefactos explosivos en el Parque Olímpico del Centenario que provocaron la muerte de un asistente, indirectamente un camarógrafo turco sufrió un infarto y un total de 111 personas resultaron heridas. Eric Robert Rudolph fue el encargado del atroz atentado, mismo que perpetró tres ataques más en meses posteriores, en 1997. Rudolph, un fanático cristiano, buscaba la cancelación de la justa veraniega al estar en contra del significado social (según sus creencias) del certamen deportivo más importante del mundo, pero no lo logró. El FBI lo detuvo hasta 2003. Hace unos días, en Río de Janeiro, donde en poco más de una semana iniciará la justa mundial, las autoridades cariocas han arrestado a 11 brasileños, acusados de haber jurado lealtad al Estado Islámico y haber discutido a través de redes sociales la posibilidad de atacar las Olimpiadas en Brasil, y además todavía buscan a otro implicado en la conspiración cibernética. Esperemos que la tragedia no se haga presente en Río, pues ya tenemos suficientes malas noticias en el mundo donde los humanos atacan a otros humanos sin razón o por creencias absurdas.

Incremento exorbitante.- Asistí al American Bowl de 1998. El boleto de platea baja que aún conservo tiene un precio de 400 pesos para ver el juego entre los Vaqueros de Dallas y los Patriotas de Nueva Inglaterra en el Estadio Azteca, celebrado el 17 de agosto. Ayer, los boletos se agotaron en pocos minutos para asistir a una edición más de un juego de la NFL en México entre los Raiders de Oakland y los Texanos de Houston el próximo 21 de noviembre, el que será el primer Monday Night Football en México. El más caro llega a los 7,139 pesos; el de platea baja cuesta ahora 3,259.50 pesos. Sin duda, en los 18 años que han pasado desde que asistí a ese partido, la afición mexicana al futbol americano se ha convertido en un ‘target’ importantísimo para la NFL, pues pagan lo que sea por estar ahí, sin importar los 12 meses que estarán endeudados con sus tarjetas de crédito.

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