Tengo la fortuna de escribirles desde el Sudeste Asiático, en Langkawi, la joya del Kedah, un archipiélago de Malasia con 104 islas localizadas en el mar de Andamán, junto a la frontera tailandesa. Malasia es uno de esos destinos en los que los mexicanos no requerimos visa, se permite una estancia de 30 días. Malasia es conocida por sus playas, bosques tropicales y la mezcla de culturas de India y China, además de que la capital, Kuala Lumpur, alberga edificios como Bukit Bintang y rascacielos como las icónicas Torres Petronas de 451 metros de altura.
La moneda es el Ringgit (“RM”, MYR) que equivale a 0.25 pesos mexicanos, es decir, que con un peso obtenemos cuatro Ringgit, por lo que rendirá tu dinero. En lo que respecta al idioma se podría pensar como un inconveniente; sin embargo, a pesar de que la lengua oficial es el bahasa malayo, el inglés chino, el tamil y una gran variedad de dialectos, la mayoría sabe inglés, e independientemente todos contamos con un idioma universal que nunca falla, “las señas”, así que, no tengas miedo de viajar por el idioma, pues el mundo entero nos damos a entender a como dé lugar. Pero, ¿qué es lo que llama la atención de este tipo de destinos en un corazón mexicano? Yo diría que todo, la cultura, el idioma, la gastronomía, las costumbres, tradiciones y por qué no, su religión. No había tenido la oportunidad de visitar una mezquita, conocer el significado y el porqué de la vestimenta. En particular, durante la visita a esta isla fue raro no ver a nadie en las calles, todo en silencio, sin música ni algarabía, lugares cerrados, restaurantes, atracciones, todo. Algo ilógico siendo un destino con playas espectaculares. Sucede que en Malasia el 60% de la población es musulmana, y nuestra visita coincidió con la celebración del Ramadán que inició el pasado 21 de marzo y finalizó el 21 de abril, justo los días que pasamos en la isla de Langkawi, por dicha razón parecía desértica.
Por otro lado, a pesar de que este sitio es duty free, no es fácil encontrar alcohol, claro, turistas pueden consumir, pero no está a la mano. Es un destino altamente recomendable, pues el choque cultural hará despertar tus cinco sentidos, al intentar comunicarte, descubrir nuevos sabores y aromas, hará que sigas asombrándote de todo lo que aún no conoces. En este otro lado del mundo estamos en el futuro, tenemos 14 horas de diferencia con respecto a México, acá se maneja del lado contrario, puedes encontrar dos tipos de baño, letrina y el occidental, no puedes tener expresiones amorosas en público o masticar chicle. Puedes comer con las manos, pero, no es lo mismo usar la mano izquierda que la derecha, pues la izquierda es una “mano sucia”. El “durian” es conocido como el rey de las frutas en Malasia, pero su olor es tan fuerte que está prohibido llevarlo a muchos lugares. Aquí habita la flor más grande del mundo, el rafflesia arnoldii, mide un metro de diámetro y pesa 11 kilos. Por último, pese a que Francia es el país con más rotondas del planeta, ninguna es de mayor tamaño que la de Putrajaya, mide 3.5 kilómetros y alberga el epicentro político del país.