Es posible que la meritocracia se entienda, en un primer acercamiento, como la concepción un sistema de gobierno en el que el poder lo ejercen las personas que son más competentes y según sus méritos. En la Wikipedia, se expresa, entre otras concepciones, que el modelo ideal meritocrático de organización social promovería a los individuos considerados mejores en los diferentes cuerpos sociales: políticos y económicos, escuela, universidad, instituciones civiles o militares, mundo del trabajo, administraciones, estado.

Entre las críticas a la meritocracia estaría la que refiere a su carácter antidemocrático y elitista, por ser generadora de desigualdad social y desigualdad económica y consolidación social de las jerarquías y privilegios.

En una concepción distinta, que es la que aquí se estaría promoviendo, se considera la importancia del mérito y las capacidades bien encaminadas de cada persona. La palabra mérito corresponde a las raíces latinas del término merĭtum ‘debida recompensa’ y mereri, ‘ganar, merecer’, lo cual orienta a una forma justa de dar a cada quien, lo que con su esfuerzo y sus capacidades bien dirigidas le otorga el legítimo derecho para ser encargado de mayores responsabilidades y ser reconocido en lo social y económico en los diversos ámbitos de la actividad, como pueden ser la política, educación, salud, economía, gobierno, militar, civil y administrativa, por mencionar algunas.

En toda actividad realizada por el individuo es necesario tener atributos éticos, tal es el caso de la honestidad, la cual puede asociarse al sentido del honor, lealtad, conciencia, justicia, moderación.

Es oportuno recordar la expresión que el Mtro. José Vasconcelos legó como lema a la Universidad Autónoma de Querétaro, “Educo en la verdad y en el honor”. El reconocimiento al mérito de un individuo en nada ha de oponerse a los valores democráticos, ni tampoco ha de favorecer un elitismo que excluya o reste oportunidades a otras personas de forma arbitraria.

En la educación resulta fundamental la evaluación y la calificación correspondiente, tanto de estudiantes, como de maestros y de las autoridades encargadas de su administración, sin propósitos de castigo, pero sí de corrección y mejora. Sin embargo, en ciertos niveles puede ocurrir que un alumno, maestro o autoridad administrativa, no esté cumpliendo con su responsabilidad, por lo cual puede resultar insensata su permanencia. La evaluación debe realizarse en toda actividad.

El mérito y las capacidades conducen a asignar posiciones clave para la toma de decisiones a personas probadamente idóneas, y que el éxito individual (no sólo el económico) depende del esfuerzo y de los logros alcanzados. El sistema educativo es la base para una sociedad libre y competitiva.

El mérito y las capacidades son una base de las más coherentes con la movilidad deseable de una sociedad libre, implica asignar posiciones fundamentales para la toma de decisiones a personas probadamente idóneas, y que éxito individual (no sólo el económico) depende del esfuerzo y de los logros alcanzados (Rubini, Héctor; El Economista, 10/12/2020).

La cultura del esfuerzo resulta fundamental para el progreso individual y colectivo.   
Ex Rector de la UAQ. 
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