Dentro de los festejos del centenario del periódico EL UNIVERSAL, la ciudad de Querétaro fue elegida para la exposición “100 años en la vida de México (1916-2016). La memoria del país a través de la mirada del Gran Diario de México”, uno de los eventos más significativos de la celebración.

Con la presencia del gobernador Francisco Domínguez Servién, del Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, Juan Francisco Ealy Ortiz, y del Director General de este diario, Juan Francisco Ealy Lanz Duret, fue inaugurada la exposición, gracias a la gestión del director editorial de EL UNIVERSAL Querétaro, José Antonio Gurrea Colín.

El esfuerzo que hace EL UNIVERSAL y la distinción de traer la exposición a nuestra emblemática Alameda, de la que se quieren apropiar pseudo líderes sociales, es un ejercicio del más profundo sentido social.

En una población o las grandes capitales del mundo, usted tendrá la oportunidad de ver monumentos, museos, estatuas, efigies y cualquier otra manifestación de alguna generación pasada o presente que recurre a la simbología gráfica o física para recordar su origen, los eventos trascendentales de su historia o su propia esencia como pueblo.

Estamos hechos de memoria, esta es la esencia de nuestra identidad y fortaleza, de nuestra fe para creer que, lo que hoy vivimos, siempre tendrá la esperanza de ser mejor.

La memoria de los presentes es el más grande respeto por los que no están, la vida de los ausentes es la causa de la que ahora vivimos.

Si en estos días hablamos de libertad, si pensamos en combatir la desigualdad en todas sus formas, si alcanzamos derechos o disfrutamos de las comodidades que nos da la tecnología, es porque en otro tiempo una persona, una comunidad o alguien en particular decidió en un momento de su vida, una acción que ha trascendido.

Recordar a los protagonistas de la historia se debe a los historiadores, pero el mundo en realidad se forja por el cada día de la gente de otro tiempo, de su trabajo, de vivir sus costumbres, historias y ritos; ellos no son héroes, nunca personalidades, son como usted, como yo, personas que solamente vivieron su momento.

Las casi 50 imágenes de esta exposición fotográfica y también las cientos de instantáneas que se encuentran en el libro Cien años de fotografía en EL  UNIVERSAL, con los textos de José Antonio Rodríguez, Brenda Ledesma y Arturo Ávila Cano, permiten conocer una historia que da vida a las imágenes de los fotógrafos recopiladas en esta obra.

Es un ejercicio de respeto por los que se fueron, que transporta en la intimidad de cada observador al instante donde una mujer es fotografiada en la época de la Revolución o conocer los honores post morten del fotógrafo Carlos Muñana, paisajes de los mismos lugares de hoy, pero que son otros que nunca conocimos. Historias de misterios, tragedias y grandes sucesos en la vida de este país.

Somos más de lo que sabemos y muy poco de lo que recordamos, este memorial nos pone en perspectiva la relevancia de nuestro tiempo y el presente que construimos, pero al mismo tiempo la reducida finitud en el inmenso tiempo de la historia de México.

En estos tiempos de violencia, de duda e incertidumbre que consumen perniciosamente a las instituciones, es muy loable el esfuerzo que hace EL UNIVERSAL por traernos al recuerdo los cien años de fotografía de esa casa editorial, y hay que aprovecharlo, como lo exhorto el gobernador del estado, pues esta exposición debería traernos al menos el respeto por los otros, por los que se fueron que están en las imágenes y por los que tuvieron el talento y más de alguna ocasión la valentía para guardar esos momentos.

Ese respeto, en cada momento (y debería ser más en el presente), es la primera condición para saber vivir, para convivir con nuestros semejantes y para entender que la única forma de trascender y darle utilidad a nuestras vidas es construir un presente de esmero, que será –algún día— la memoria de nuestros hijos y de los suyos.

Sea esa nuestra esperanza, una generación que vive tiempos difíciles, pero que a pesar de todo, dejará buenos recuerdos que merezcan ser considerados en la memoria de nuestro pueblo.