Chicago, Illinois.— El surgimiento de las máquinas que impacta la vida de los humanos está a la vuelta de la esquina. Tan sólo en Estados Unidos se calcula que se perderán 5 millones de empleos de personas que conducen cuando los autos autónomos (que se manejan solos) sean cosa común. Nadie estará exento de estos dramáticos cambios. No es tiempo de preocuparse, sino de actuar y prepararse.

La visión de autopistas con vehículos que se conducen a sí mismos mientras los ocupantes enfocan su atención en otros aspectos está muy cerca. Se estima que la transformación podría ocurrir en los próximos 10 a 20 años.

Imagine, ¿cómo se impactarán las vidas de quienes hoy conducen taxis, ubers, microbuses, metrobuses, vehículos repartidores y tráilers que mueven toneladas de mercancías, cuando éstos se gobiernen solos? ¿Dónde encontrarán empleo los millones de choferes desplazados?

La armadora BMW asegura que producirá autos autónomos para el 2021, mientras que la empresa Tesla ya equipa sus vehículos con el hardware y software que los hace independientes. Si bien esta tecnología sigue siendo objeto de pruebas, lo cierto es que los avances ya están disponibles y sólo aguardan la regulación de los gobiernos para implementarse.

Si cree que usé ejemplos dramáticos de marcas a las que tienen acceso sólo los ricos, y que adoptar esta tecnología en masa no es inminente, aquí van otros datos que documentan el optimismo. En Estados Unidos hoy se pueden adquirir autos semiautónomos, de todas las marcas, con sistemas anti-choque (con sensores que frenan el auto sin intervención humana si el conductor se distrae), avisan si el vehículo abandona el carril por el que circula, entre otras bellezas.

Estos avances mejorarán la seguridad en las carreteras pues los vehículos autónomos no conducen bajo la influencia del alcohol, de mal humor, no se distraen, respetan los límites de velocidad y usan modelos logísticos e información en tiempo real para trazar la ruta más corta y efectiva, Por su parte, la industria de los seguros se revolucionará, ya que el riesgo de que un vehículo tenga un percance se verá grandemente reducido.

Los beneficios serán muchos al igual que habrá un impacto profundo en los mercados laborales. Quiero ser claro, no es cuestión de si estos cambios ocurrirán, sino con qué velocidad los veremos materializados. Como ocurre con la vejez, podrá disgustarle el futuro que se avecina, pero eso no cambiará el resultado.

En tiempos en que el presidente de Estados Unidos ha abdicado del liderazgo mundial de su nación, México puede y debe buscar un destino por su lado. Los nuevos sistemas robóticos, modelos logísticos y de inteligencia artificial requieren millones de ingenieros y programadores. Hoy es un gran momento para promover estas carreras que estarán en demanda y ofrecen buenos salarios.

Actualmente, México es una autoridad en manufacturas gracias al TLC, pero la mayoría son tecnologías “tontas”, es decir, productos que no están interconectados y bajo el control remoto del usuario: luces, termostatos, equipos de cocina o lavado que pueden ser operados desde un teléfono móvil, o que recaudan información y notifican al usuario y al fabricante cuando requieren mantenimiento.

Es tiempo de que México deje de perseguir tendencias que dieron éxito a los países desarrollados hace décadas. En su lugar, debe enfocarse en las industrias que dominarán la economía en los próximos años.

Modernizarse con visión de futuro reducirá el impacto de la pérdida inevitable de empleos que la automatización traerá consigo, y creará oportunidades para una nación que como ninguna otra merece ser exitosa.

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