Aunque en el beisbol se han adaptado las traducciones sencillo, doble y triple, jonrón  es más familiar que cuadrangular, aunque signifiquen más o menos lo mismo, no hemos encontrado equivalentes a manager ni a coach, ni en el futbol (americano) a head coach ni a los muchos coaches que tiene cada equipo (para el ataque, que los cronistas definen como “ofensiva”, por traducción fonética, que no literal; defensiva, y para los equipos especiales, más los espías que están en las tribunas); tampoco para los frontales, los linebackers (apoyadores, les decimos) ni para los defensivos profundos, a los que les decimos alas; menos a los tight end (con imagen erótica, porque así llaman también a los ligueros de las medias calzas), a quienes llamamos receptores.

Al soccer, que suena feo en inglés, al principio se le decía “futbol asociación”, pero ya ni en las cintas de Fernandel sobrevivió ese nombre. El basquetbol tiene en español un nombre correcto, pero feo: baloncesto, que sólo se usa para no repetir mucho el original. En cambio, al golf no le hemos encontrado un nombre castellano adecuado, sonoro y preciso, como es ese deporte, que es tan emocionante cuando se le entiende, y que es de los pocos que no establece competencia con los demás participantes: uno juega contra uno mismo; tampoco hay nombre preciso para los ¿palos, bastones? (“types”, les dicen).

El boxeo tiene un nombre muy adecuado, que sugiere destreza, en vez del original “boxing”, que es un gerundio, y los gerundios son muy difíciles de usar en español; pese a lo adecuado de la traducción, pocos lo dicen, prefieren “box”, que tiene un significado confuso: caja; así, los traductores españoles que poco saben de deportes confunden esta actividad con una muy específica del beisbol: box scores, que es una anotación compleja y llena de jeroglíficos pero que es la historia de cada partido, lanzamiento por lanzamiento, y sin traducción precisa, pero que esos traductores ponen como “cajas de boxeo”.

Los encargados de llevar el orden de muchos deportes, impartir justicia y determinar la legalidad de cada jugada, o golpe, aunque su labor es la misma aunque los métodos y los deportes sean diferentes, los llamamos de manera distinta: árbitro para el soccer y para el boxeo, umpire o ampáyer para el beisbol, head linesman en el futbol americano, en el que cada árbitro tiene una zona específica que debe vigilar; en el automovilismo, tal vez el deporte más veloz, los llaman comisarios, y su veredicto sanciona conductas perniciosas aunque pocas veces sean intencionales, y al contrario de los demás deportes, no interrumpen la competencia ni, en todo caso, expulsan al infractor, sólo le añaden cinco o diez segundos a su tiempo, lo que puede costarle puntos, como a Verstappen, a quien el domingo le quitaron el tercer lugar de la carrera, por segunda vez en su carrera (ni modo, los términos se confunden, como los pies de Cortázar al subir unas escaleras).

Los jueces de ajedrez son los que tienen la labor más difícil, pues no es fácil la imparcialidad en un deporte apasionante, pero no para todos los espectadores: se necesita expresión de Buster Keaton, cara de jugador de póquer, y anteojos oscuros que no delaten  emociones por las jugadas, que como tienen que pensarse, no son inmediatas; varias veces he confesado que si me tocara  arbitrar un encuentro entre Hugo Vargas contra Judit Polgár o Aleksandra Kosteniuk, no podría ser imparcial.

Hay expresiones deportivas que nada tienen que ver con el deporte y que son más bien jitanjáforas, como uno de los géneros literarios favoritos de Alfonso Reyes; o como el “nonsense”, de Lewis Carroll: ¿qué quieren decir “siquitibum a la bimbombá, a la bío, a la bao, a la bimbombá”? No se sabe, sólo que la inventó Rafael Gutiérrez, defensa del América en los años treinta; o “A la cachi cachi porra, pim pom porra”; o “Huelum, huelum”, o “cachún cachún rarra”, o el más elaborado “squimbom bori bori bori hey”.

Pero así como “fan” tiene un inventor, el suramericano “hincha” también lo tiene: Miguel Reyes, partidario del Nacional, de Montevideo, Uruguay, quien inflaba globos en apoyo a su equipo.

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