Opinión

Madre Naturaleza

03/03/2013 |15:20Karla Munguía |
Redacción Querétaro
Pendiente este autorVer perfil

Los animales no son payasos Esta semana llamó mucho mi atención una fotografía que estuvo circulando por las redes sociales. No me importó tanto saber si era o no auténtica, me importa lo que hay detrás de este tema. La fotografía fue tomada a unos metros de un circo en la colina Satélite, aquí en Querétaro. ¿Quién es el protagonista de la foto? El supuesto cuerpo de un león sin vida. No pretendo averiguar si es cierto o no porque lo que me interesa es más bien compartir con ustedes cierta información que creo importante para que de una vez por todas, los circos dejen de utilizar a los animales como payasos. Voy a comenzar por platicarles la experiencia que le ocurrió a una amiga mía. “Te invito al circo”, me dijo hace unos meses, cuando el circo Atayde Hermanos estuvo en Querétaro. “No, a eso sí no te acompaño, detesto los circos”, le contesté. Mi amiga decidió llevar a su hijita de apenas 4 años de edad. Al día siguiente, me contó muy alarmada lo que habían hecho en el circo. Para cerrar con “broche de oro”, salieron a la pista el domador de felinos y un tigre de bengala. El tigre de bengala tenía una cadena alrededor de su cuello, misma que el domador sostenía con una mano. Primer acto: el público es advertido que eviten hacer cualquier movimiento porque esto podría alterar al felino. Segundo acto: mi amiga, sentada en la cuarta fila, nota que no hay protección para el público. Tercer acto: el tigre fija su mirada en una persona del público. Mi amiga cubre a su hija con su cuerpo rogando a todos los santos que el tigre no atacara. ¿Cómo se llamó el acto?, digo, ¿además de irresponsable, absurdo, inconsciente y, si me permiten, extremadamente estúpido? Este acto le dejó el peor sabor de boca a mi amiga, porque a pesar de que afortunadamente ese tigre no decidió dar un salto a las gradas, el riesgo fue real, y con una cadena sostenida por una persona que pesa un tercio de lo que pesa un animal de ese tamaño (es el felino más grande del mundo) no quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si el “gatito” hubiera sacado su instinto animal. Ahora les pongo un ejemplo más adornado. Cuando era niña y vi la película de Dumbo sufrí desde que empezó, hasta que acabó. Después de Bambi, me parece la película infantil más deprimente de Disney. La secuencia comienza con un malcriado muchachito que se empieza a burlar de las orejas de Dumbo. Aquí me molesta la escena no sólo porque empieza a maltratarlo físicamente, también emocionalmente, un claro ejemplo del famoso “bullying”, tema que me pone los pelos de punta, también. Cuando la mamá de Dumbo se da cuenta, agarra al chamaco este y le da sus nalgadas, y con el escándalo, el domador encadena a la madre y la separa de su hijo. Por si esta experiencia no hubiera sido suficientemente traumática para el elefantito, éste tiene que actuar, por lo que lo suben a la torre de un supuesto edificio. Dumbo aparece con su rostro pintado de payasito y un gorrito de bebé. Sostiene una sonaja con la punta de su trompa. El edificio está en llamas y los payasos, unos bomberos muy burlones, le echan agua a él, lo salpican a él, pero no hacen intento alguno por apagar el fuego, al contrario, hasta lo empeoran. Luego de sus intentos fallidos por apagarlo, uno de ellos le da un puntapié al elefantito y éste cae en una alberca donde apenas entra llena de crema batida. Quisiera decirles que esto no es real. Existen videos tomados por abogados en Estados Unidos donde se muestran a domadores electrocutando a elefantes para que se paren en dos patas, cortándoles los colmillos o pegándoles con un bat de beisbol. Sea real o no la foto del cuerpo de ese león afuera de ese circo, la realidad es que depende de nosotros que los animales dejen de ser parte de nuestro entretenimiento. Los animales no son payasos, dejémoslos en paz, ¿no creen?