Para la mayoría de las personas, la vacuna es la solución a esta pandemia y, por ende, con mucha expectativa esperan recibirla. La carrera de la vacunación ha dado inicio en todo el mundo. La aplicación en varios países, como en nuestro vecino del norte o en naciones de Europa, Asia y Sudamérica, ha comenzado con ahínco.

En el caso de México, hasta el momento se han obtenido poco más de medio millón de vacunas de un total de 34 millones que, supuestamente, ya se tienen pactadas con varios laboratorios y farmacéuticas.

Como se había anticipado, esta empresa tiene dos aspectos desafiantes. Por un lado, adquirir el fármaco y conservarlo correctamente, lo que implica un despliegue logístico de grandes dimensiones y, por otro, la distribución y aplicación a toda la población.

Para ello, el gobierno federal estableció un calendario de vacunación distribuido por etapas. En primer lugar, se daría prioridad a los médicos y demás personal de salud que está en la  “primera línea de batalla”, esto es, quienes atienden directamente casos positivos de Covid.   Además,   ha surgido el debate en torno a que igualmente se debe vacunar a los médicos y personas que trabajan en el sector privado, ya que  también tienen alto riesgo de contagio.

Después, en un segundo momento, comenzará la aplicación a la población en general, empezando por adultos mayores, al ser uno de los sectores más vulnerables. No obstante, algo que varias hemos puesto sobre la mesa, es la necesidad de tener controles efectivos en la aplicación y que esto no genere   actos de oportunismo, corrupción o tráfico de influencias.

Desafortunadamente, con voz profética, hemos visto en las últimas semanas como han surgido varios casos en que personas que no tenían porque recibir en este momento la vacuna, han sido beneficiadas con su aplicación. Desde funcionarios públicos, tanto administrativos como de primer nivel, que se han aprovechado de su posición para obtener el fármaco; hasta personajes de la farándula o de círculos sociales que, con descaro, presumen en redes de sus influencias.

Asimismo, surgen noticias respecto al abuso y uso electoral que se está dando de la vacuna, por medio de los llamados “siervos de la nación”; sujetos que pertenecen a la plantilla del Poder Ejecutivo Federal y que están aprovechando la circunstancias para hacer proselitismo a favor de su partido político. Todo esto es algo que no puede suceder y que el gobierno debe evitar a toda costa. La aplicación de la vacuna debe ser un proceso limpio y transparente, con tiros de precisión y en favor de grupos prioritarios.

Es momento de que se apliquen medidas efectivas de control y sanciones ejemplares, pues al parecer la corrupción y el abuso de poder son vicios que requieren más que la palabra del presidente, ya que, si bien éste comentó que iba a “barrer” con esas prácticas como las escaleras, de arriba para abajo, todo parece indicar que su ejemplo sólo se ha quedado en el discurso y en los primeros escalonesde la pirámide.

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