Conservo dos tomos de los “Tratados de Bucareli-Traición y Sangre sobre México”, de Adolfo Manero Suárez y José Paniagua Arredondo, 1958 edición privada; afirman: “Pocas veces en las relaciones de un país fuerte con otro débil, se habían impuesto condiciones tan innobles como las que se instauraron para la firma y vigencia de los pactos y minutas de Bucareli, entre Estados Unidos y México” y aclaran que uno de los motivos principales de los libros es “derribar ídolos con pies de barro”. “Bucareli” nos dicen, es el nombre de uno de los mayores errores de la política norteamericana, respecto a los países de Hispanoamérica, tradicionalmente esa política, encauzada por la ley del más fuerte, ha tenido como resultante natural y lógica, un resentimiento infiltrado hasta la médula, de los pueblos que viven al sur del Río Grande y que ha sido, es y seguirá siendo por cuanto agente subversivo:  reciba la consigna de romper la Unidad de América.

Referente a los EU, comentan también; “El poderoso país del norte, acaso ofuscado por su gigantesco progreso material, se ha olvidado muchas veces de que, al sur, existen pueblos con almas peculiares, con destinos propios con desarrolladas espiritualidades potencialidades de diversos matices, en los cuales viven intensamente, la dignidad, el orgullo nacional, la hospitalidad, la alta concepción de la libertad y la bravura indómita y congénita, puestas al servicio de todas esas cualidades. Nuestra obligación como habitantes del continente de la paz, es recordárselo”. En telegrama del 9 de marzo de 1916 en el Paso Texas y dirigido al presidente Venustiano Carranza, don André G. García, Visitador General del Consulado de México en EE. UU., envió un telegrama al señor presidente informando del ataque de Villa con 400 hombres, a Columbus e informaba también que, el general Pershing jefe de los americanos agredidos y preguntaba, las fuerzas americanas agredidas tenían la cooperación de México, para atrapar a Villa. En principio los norteamericanos y sus pretensiones, se estrellaron ante la férrea roca de Venustiano Carranza; quien fue asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla. Nuestro entonces secretario de Relaciones Exteriores, Lic. Jesús Acuña, intentó minimizar el ataque a Columbus, “comparándolo con las incursiones a territorio mexicano de los indios americanos [Nota Diplomática del10 de marzo de 1916, a través del Sr. R. Sullivan, Agente Confidencial de EU]. (Continuará)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea

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