¿Qué se pierde cuándo se gana productividad? ¿Quién lo paga y a quién le echamos la culpa? Sospecho que también en la ciencia se construyen narrativas que impactan a nivel de administración pública para decidir qué tipo de proyectos tendrán financiamiento.

En 2020, el equipo de investigación liderado por Iker Aranjuelo analizó los cambios en rendimientos y calidad nutricional del grano de trigo durante los últimos 166 años. Sí, un montón de tiempo que tenemos disponible a través de muchos recursos como los bancos de germoplasma, lugares que, entre otras cosas, almacenan semillas.

Los resultados de Iker y compas indican que ha habido un aumento en el contenido de carbohidratos, así como disminución en minerales y proteínas. Resulta interesante que el empobrecimiento de la calidad nutricional que se acompaña de un aumento en carbohidratos sucedió después de 1960, momento que coincide con el deterioro sensible del medio ambiente, pues en ese periodo se dio un aumento en la concentración de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono; Y sí, éste es materia prima para que la planta construya los carbohidratos que le darán energía, pero los minerales y otros nutrientes se obtienen durante procesos lentitos, ajenos al ímpetu productivista.

Pero se pone bueno el chisme: los investigadores también indican que el empobrecimiento de la calidad nutricional coincide con la introducción de variedades de trigo de ciclo corto. Este tipo de cultivos, los de ciclo corto, producen más granos en menor tiempo, lo que resulta en el abastecimiento de los mercados con mayor volumen de producción, pero también con beneficios económicos para quien vende trigo. Entonces, ¿se debe totalmente al cambio climático? Meibi no.

¿Será que la economía progresa en detrimento de la calidad nutricional de los consumidores?  Bajo esta premisa, la narrativa de la necesidad de producir un motón para alimentar a 10 mil millones de personas en 2050 es cuestionable porque podría generar mayor volumen de producción y mayores ventas que más consumidores deberán pagar, adquiriendo la repercusión de la pérdida de nutrientes.

¿Quién paga los platos rotos del capitalismo y por qué en la ciencia no nos cuestionamos nuestra participación en la narrativa de que hay salidas técnicas, y solamente técnicas?

Conflicto de intereses: el autor de esta nota declara no tener conflicto de intereses con cualquier compañía productora de semillas mejoradas. ¿Por qué es necesaria esta declaración? Les cuento en un mes, en la siguiente entrega de Ciencia con sal y limón.

—Fuente: Mariem, S.B., Gámez, A.L., Larraya, L. et al. Assessing the evolution of wheat grain traits during the last 166 years using archived samples. Sci Rep 10, 21828 (2020).  https://doi.org/10.1038/s41598-020-78504-x
@ChrisMotus

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