Caminó más de seis horas para salvar a sus hermanos poco después de presenciar el asesinato de su mamá. Con solo 13 años, Devin Blake Langford tuvo la fuerza para esconder a los pequeños detrás de unos arbustos y recorrer 22 kilómetros para pedir ayuda. Lo ocurrido en Bavispe, Sonora, el 4 de noviembre pasado es espantoso. No se entiende el porqué hombres armados atacaron brutalmente camionetas conducidas por mujeres que viajaban solamente acompañadas por sus hijos. Madres de familia y niños asesinados. Ocho de los menores sobrevivieron. Duele pensar en la angustia y el miedo que seguramente los perseguirán siempre.

La presión para esclarecer esta agresión es enorme porque las víctimas son estadounidenses. Los LeBarón llegaron provenientes de la Unión Americana hace casi cien años a establecerse en esa región del norte del país, pero mantienen la doble nacionalidad. Este caso es distinto a los más de 36 mil asesinatos que hubo en México el año pasado porque tiene efectos del otro lado de la frontera. Ya incluso Donald Trump ha mencionado el hecho para insistir en la necesidad de construir el muro.

Más allá de la nacionalidad de las víctimas, me parece que las autoridades deberían tener prisa por resolver este asesinato múltiple porque involucró a niños. Lamentablemente, la seguridad de los menores ha quedado también vulnerada en el clima de violencia que se vive en el país.

Al presentar el informe “Niñas, niños y adolescentes víctimas del crimen organizado en México”, Ismael Eslava Pérez, primer visitador de la CNDH, advirtió que en la última década el contexto de inseguridad, violencia y crimen organizado ha tenido efectos graves para los menores de edad. La muerte violenta de niños se triplicó en este país en los años recientes. Según datos del Inegi, de 2007 a 2017 este tipo de fallecimientos aumentaron de mil a 2,858.

Además de la mortalidad por la fuerza letal entre grupos de la delincuencia, muchos menores pierden a sus familiares, otros son forzados a desplazarse, privados de su libertad o explotados laboral o sexualmente. En este entorno de criminalidad, hay los que no tienen acceso a educación, a salud o a la más mínima seguridad social. Esperar años para que haya resultados efectivos en el combate a la inseguridad no es una opción. Para entonces ya no serán niños. A ellos no se les puede pedir que tengan paciencia.

HUERFANITO.— La Unión Tepito dio el aviso a los comerciantes de la zona: pónganse a ahorrar porque ya viene el impuesto navideño. O pagan la cantidad que les indiquen los criminales, o les “decomisan” su mercancía. Así el fraternal ambiente por la cercanía del fin de año.

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