Como pez en el agua me sentí los cuatro días anteriores a estas líneas, pues al fin —después de la pandemia— se volvieron a vivir los “olés”, de esos que erizan la piel y hacen sentir cada pase como si los diera uno.

Y es que desde el sábado 30 de octubre hasta ayer 2 de noviembre al menos una corrida en el corazón de nuestro México pudimos ver.

La corrida de reapertura de la Plaza México simplemente fue hermosa, llena de fe, llena de sentimiento y sabor taurino. El coso más importante de toda América volvió a oler a tabaco, a sudor y esfuerzo, y sobre todo, volvió a escuchar el “Olé” más sabroso de todo el continente.

Los premios fueron pocos pero muy sentidos, al final, tres cuartas partes de la Plaza México iluminó el corazón de la capital. Las imágenes eran impactantes, la “Corrida de las luces” cumplió con creces, ateos y creyentes se unieron a favor de la fiesta brava.
Tlaxcala, Aguascalientes y Morelia vivieron sus fiestas, con el calor del Día de Muertos abrieron sus puertas para retomar el aliento para quienes están involucrados en dar toros.

Si bien Querétaro no tuvo corrida, sí estuvo presente, pues desde el empresario y colega Andrés Estévez, quien ofreció toros en la Monumental de Morelia acompañado de El Payo, maduro y aplomado, hicieron  que el alma de Michoacán terminara con los “olés” que se escucharon en los corazones de todos los taurinos.

Ya falta menos para que nos toque en Querétaro, pero por ahora los muertos han revivido a la fiesta brava en México... ¡Vaya que ya hacían falta!
olmo_16a@hotmail.com

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