Que las bandas de huachicoleros se han convertido en un severo problema para nuestras autoridades  es un hecho incuestionable. Sin embargo, enterarse de que  estos criminales  sustentan la totalidad de su operación en el robo es  francamente  increíble —además de indignante— por la larga cadena de delitos que involucra y que,  en apariencia,  o no ha sido debidamente atacada o cuenta con la complicidad de la autoridad.

Hoy esta casa editorial da a conocer que  los chupaductos  utilizan automóviles y camiones robados para trasladar la gasolina que extraen  ilegalmente de los ductos de Pemex, con lo que ahora sabemos que toda la actividad delictiva de los llamados huachicoleros, que hasta ahora se sabía estaba limitaba al robo de combustible —ya de por sí un crimen millonario—,   se sustenta  en su totalidad en el robo.

EL UNIVERSAL sistematizó la información oficial difundida por autoridades de seguridad pública en  marzo y abril pasados, y cruzó estos datos con estadísticas de Plataforma México. La información analizada señala que camionetas recuperadas en  marzo, durante operativos realizados en la zona del Triángulo Rojo, fueron robadas en diciembre; otras más fueron sustraídas  en febrero y marzo y recuperadas en abril. Además, que los vehículos hurtados tienen placas de Puebla y de  estados colindantes como Veracruz, Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, Guerrero y Oaxaca.

También fueron hallados autos de entidades más distantes como Jalisco, Chihuahua y Baja California. Resalta además   la presencia de vehículos procedentes de estados donde, según autoridades, el robo y venta de combustible es también grave, como Tamaulipas y Guanajuato.

Naturalmente, los huachicoleros eligen carros de buen tamaño, con antigüedad, gran capacidad de carga, usados para el trabajo pesado y condiciones todo terreno.  Incluso, los también conocidos como  chupaductos recurren al robo de vehículos más grandes, como camiones de pasajeros y microbuses, con los que trasladan, en un solo viaje, de 7 mil a 27 mil litros de combustible. Esto incluye  el robo de camiones de carga pesada y/o ligera (de 3.5 a diez toneladas) como por ejemplo los tracto-camiones con remolque, pipas de agua, camiones Torton, camiones de volteo.

Hoy conocemos  pues, que estos grupos criminales hicieron del robo de automóviles particulares una parte    indispensable en su modus operandi, pues sin vehículos la gasolina hurtada no podría llegar a ningún punto de distribución ni venta ilegal. Lo  que no se entiende es cómo, si no es  gracias a la complicidad, ineptitud  o franca  omisión de la autoridad,  estas bandas de saqueadores han utilizado dicha estrategia “sin dejar huella”.

Las autoridades conocen ya esta manera  de operar de los chupaductos. Si como  ha anunciado, el gobierno busca desmantelar estas bandas y erradicar la ordeña a  ductos de Pemex, bien haría en atacar enérgicamente  esta otra expresión de la red criminal.

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