Cada año se reportan más de 8 millones de demandas por estafas bancarias en la Condusef. Gracias a un ambiente de impunidad, el número de los fraudes bancarios crece cada año. Tan sólo en el primer trimestre de 2019 la Condusef registra casi un millón 250 mil casos. Si se multiplicamos por 4 trimestres, los fraudes cibernéticos podrían llegar a cinco millones en 2019. Habría que agregar los fraudes bancarios que no son cibernéticos, sino “tradicionales”, los cuales ascienden a casi 800 mil en este primer trimestre, al final del año podrían ascender a 3 millones 200 mil. Entre ambos tipos de fraudes se obtiene una cifra increíble de 8 millones 200 mil fraudes bancarios al año. En el primer trimestre el monto de dinero reclamado por los fraudes ascendía a 4 mil 695 millones de pesos. Si esto lo multiplicamos por los cuatro trimestres tendríamos una cifra increíble de 18 mil 780 millones de pesos reclamados por fraudes al año. La Condusef corrobora estas cifras: en 2018 se presentaron demandas por 8 millones de fraudes. Habría que agregar la cifra negra de fraudes que no se llegan a denunciar. En este año saquearon mi cuenta de Bancomer y usaré este caso para mostrar la magnitud del problema.

El problema comienza con los funcionarios de los bancos que nos llaman a diario para ofrecernos tarjetas, seguros o créditos; pero también nos llaman estafadores que se hacen pasar por funcionarios de los bancos, a menudo, incluso, estos estafadores tienen nuestros nombres y números de tarjeta. Ni siquiera los usuarios de banco expertos pueden distinguir la diferencia entre los estafadores y los bancos, pues hoy en día los estafadores son más profesionales que los bancos. Dado el nivel del problema de las estafas, hoy en día los bancos deberían dejar de acosarnos con llamadas telefónicas para ofrecernos tarjetas, créditos, seguros, etc. pues esta es la puerta que dejan abierta a los estafadores.

En sus inicios los bancos cubrían la función de proteger nuestros ahorros para que no nos robaran fácilmente. Hoy en día la cosa parece ser al revés: en cuanto más dinero y tarjetas tienes en el banco estás más expuesto al acoso y a los robos; en este sentido los bancos se integran al circuito de los estafadores. Si los bancos no trabajan para proteger a sus clientes, entonces colaboran pasivamente con los estafadores y luego, de manera cínica, los bancos nos ofrecen seguros contra los fraudes.

Sólo así se entiende que en el curso de unos años un usuario reciba cientos de llamadas de bancos y de extorsionadores, quizá miles a lo largo de una década. Para combatir las llamadas de los bancos un usuario puede llamar a Profeco para que bloqueen el número a llamadas comerciales, pero se tiene que renovar la solicitud cada año y las llamadas siguen llegando. También se puede pedir a Telmex que el teléfono fijo no sea público y las llamadas siguen llegando. Se pueden descargar aplicaciones en el celular para detectar las llamadas de Spam y de extorsionadores y las llamadas siguen llegando.

Se pueden programar restricciones para el gasto diario de la tarjeta de crédito, pero esto no se permite para las de débito (otra puerta abierta a estafadores). En pocas palabras, los estafadores tienen las puertas abiertas del banco para entrar a saquear las cuentas de los clientes y luego pasear con el botín.

Académico de la UAQ

Google News