Una vez más Andrés Manuel López Obrador logra acaparar la atención de muchos, violentando la norma en materia electoral; por medio de un resquicio aprovecha para volver a difundir su imagen y, por tercera ocasión, su pretensión de ser candidato a la Presidencia de la República.

Los espacios promocionales en radio y televisión son para los partidos políticos fuera de procesos electorales y no de aspirantes a algún cargo de elección popular. Bien lo sabe AMLO, pero como la normatividad no está tan exacta al caso concreto, aprovecha la rendija y se cuela para adelantar los tiempos de la elección presidencial de 2018. Apenas el 20 de noviembre, considerando que era la única oportunidad de colarse en los promocionales de radio y televisión, las huestes de Morena lo eligen como su dirigente nacional. Antes, sin cargo alguno, ya figuraba en los promocionales que no llevan otro propósito que el de exponerse en los medios electrónicos para lograr las preferencias hacia su persona; con mensajes en contra del gobierno federal y del propio presidente de la República, advierte lo que para él es un fracaso de gobierno, lo que es un posicionamiento político que utilizó en la antepasada contienda electoral, en la elección de 2012.

El conflictivo de AMLO no deja de sorprender por su agudeza belicosa para ocupar los espacios en los medios de comunicación y “jalar” la atención de algunos periodistas que actúan como sus seguidores y lo proyectan en sus posicionamientos. Sin el menor recato, critica el proyecto gubernamental de la construcción del nuevo aeropuerto internacional en el Distrito Federal y propone una alternativa inviable; habiendo obligado al gobierno federal a recibir un grupo de legisladores para atender su propuesta —la cual ha sido con anterioridad— y resulta verdaderamente improcedente. Pero logró el objetivo y vuelve a ocupar espacios importantes de mediatización.

Baste recordar el conflicto que originó siendo jefe de gobierno del DF, cuando violando varias sentencias de amparo, el gobierno de Vicente Fox intentó quitarle el fuero para ser juzgado por las autoridades federales. Lo perdonaron y a AMLO poco le importó haber violado garantías individuales. Quedará para la historia aquel suceso en el que pretendió impedir la toma de protesta del presidente Felipe Calderón, cuando, literalmente cercó el inmueble del Congreso de la Unión, poniendo cadenas en las puertas para impedir el acceso del entonces presidente electo y generar con ello un caos institucional de gobernabilidad —acción que fue frustrada— . Aunado a ello, bloqueó por meses la Avenida Reforma, generando la quiebra de cientos de negocios particulares, importándole nada los daños generados por sus acciones belicosas.

En las elecciones de 2012, ante la frustración de perder por segunda ocasión, inventó juicios con el propósito de que la autoridad electoral anulara la elección presidencial, ofendiendo a todo aquel que votó por la opción de Enrique Peña Nieto, al considerarlos como objetos de manipulación, negándoles a millones de mexicanas y mexicanos la capacidad de discernir y votar libremente. AMLO afirmaba que habían sido compradas las voluntades por medio de tarjetas, entre otras, de la tienda comercial Soriana.

Apenas llegamos al tercer año del gobierno de Enrique Peña y Andrés Manuel pretende colocarse ya en las preferencias del electorado, sabiendo a ciencia cierta que no hay candidatos ni precandidatos en ningún otro partido político y él, como dueño de Morena, sabe que es y será el candidato a la Presidencia de la República por tercera ocasión. La obsesión enfermiza obnubila su mente y poco le importa torcer las leyes con tal de conseguir su objetivo, no sólo están en las boletas electorales de 2018, sino llevar mano en las preferencias.

Por eso hoy los legisladores federales están pensando en reformar las normal electorales, para evitar los abusos que ya comete AMLO, con promocionales gratuitos a cambio del erario federal, en los que se expone por miles de veces en los medios electrónicos, con la descarada pretensión de buscar la Presidencia de la República; el pillo de siempre torciendo las leyes en su beneficio y después se queja de ser objeto de presiones para conseguir su enfermizo objetivo. Será necesario, ante tal irresponsabilidad y abuso, establecer normas claras que impidan los albazos que acostumbra Andrés Manuel antes de que se diga, una vez más, víctima del sistema.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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