-¿Entonces qué le regalaste a tu mamá?

—Nada, abuelito. No tuve dinero. ¿Tú que le regalabas a tu mamá?

—En la primaria, cada año les hacíamos lo que llamábamos “trabajos manuales”. Ayudados por las maestras y los maestros, nosotros mismos les hacíamos tortilleros, cuadros con una foto de nosotros, llaveros, flores de cartón o lo que fuera, y se los entregábamos al finalizar el “Homenaje del Día de las Madres”.

—Pues qué buena onda de maestras y maestros.

—Era plan con maña. Porque dependiendo del tamaño del regalo que les hacíamos a nuestras mamás, era el regalo que cinco días después, las mamás les regalaban a nuestras maestras y maestros, y llevaban comida para hacer el “Homenaje del Día del Maestro”.

—Abuelito, ¿tú bailabas en esos homenajes?

—No. Pero siempre recitaba. Tenía buena memoria para aprenderme los poemas. Esos fueron mis inicios en el teatro.

—Y tu mamá, ¿qué le regalaba a la suya?

—Flores. Cada año íbamos todos a llevárselas. Lavábamos su tumba, le quitábamos la hierba crecida, le prendíamos veladoras y le rezábamos un buen rato. Y aprovechando el viaje, también íbamos a la tumba de mi bisabuelita, la mamá de mi mamá, y hacíamos lo mismo, nada más que con menos flores.

—¡Antes había muchas celebraciones en un solo mes!

—Ahora hay una celebración más, la del 17 de mayo.

—¿Qué se celebra ese día?

—Es el Día Mundial contra la homo-lesb o-bi-transfobia. Este año aquí, en Querétaro, justo el miércoles 17, el INMUPRED(*) va a encender los arcos con los colores del arcoíris a las 7:30 de la noche. Y el colectivo Drakoon va a hacer un arcoíris con los nombres de víctimas en la Plaza Constitución de 5 a 8 de la noche, y Alejandra Martínez, de AQUESEX, va a tener una participación.

—¿Por qué se celebra ese día?

—Ese día, en 1990, la Organización Mundial de la Salud retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. ¿Sabes?, es una pena que la sociedad no conjunte estas tres fechas en un solo evento, ya que los tres temas se centran en uno solo: el amor. O, ¿tú crees que a las mamás de Chechenia,  en Rusia, no les duele el corazón de ver cómo desaparecen a sus hijos gays? Saben que los van a matar y que jamás volverán a verlos. Y, ¿crees que el profesorado ruso no quiera proteger a sus alumnos de morir?

—Y tú, ¿cómo sabes tanto de todo eso, abuelito?

—Te he comentado que tengo muchos amigos gays, lesbianas, bisexuales y trans. Que por cierto, cuando era chico, ¡a mi mamá no le gustaba para nada que fueran mis amigos a la casa!

ecía que me iban a echar a perder. Y nunca entendió que gracias a ellas y a ellos, aprendí a ver el mundo desde otra perspectiva.

—¿Desde cuál perspectiva, abuelito?

—La del amor. La del respeto. La del apoyo incondicional. Los elegebetianos que viven en México, deberían aprovechar el amor de sus madres y maestras, para continuar las acciones en favor de los derechos de quienes viven en una alternativa sexual.

—Abuelito, ¿te puedo hacer una pregunta… muy personal?

—Adelante.

—¿Eres gay?

—No. No lo soy.

—Entonces, ¿cómo sabes tanto de todo esto?

—Eso te lo responderé cuando tú me cuentes, algo que me tienes que contar, pero que aún no te atreves. Yo no he dejado de darte pistas, que no quieres reconocer aún. Pero mientras llega el momento, vamos a organizarnos para ir el 17 a la Plaza Constitución a las 5 y a las 7:30 nos vamos al Mirador, para ver los arcos convertidos en arcoíris.
—¡Va!

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