La violencia en nuestro país no da tregua, el año 2019 y 2020 se fueron dejando una estela de sangre que se traduce en los años más violentos en la historia de nuestro país desde que se tiene registro de esta información, nunca antes hubo tantas víctimas de homicidio como ocurre en el presente, ni en los años más sangrientos del sexenio de Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto la violencia en este país alcanzó tales niveles, no lo digo yo, lo dicen las cifras que las instituciones publican, esto a pesar de que el presidente López Obrador marcó al mes de abril de 2020 como el tiempo idóneo para que se vieran reflejados los esfuerzos de su gobierno en el combate a la delincuencia.

Tristemente, estamos siendo testigos del peor retrato de la Cuarta Transformación, el de los constantes pretextos y “otros datos” cada que se les cuestiona sobre las diversas problemáticas que existen en nuestro México. Para nuestra desgracia, cuando esto lo trasladamos a temas de seguridad pública se traduce en la pérdida de vidas que son producto de la negligencia, la ineficacia y la impunidad. No podemos olvidar lo que el Presidente presumía en campaña, nos mintió cuando dijo que la delincuencia se iba a acabar en este país el día que se sentara en la silla presidencial, el 1 de diciembre de 2018, porque la gente seguiría su ejemplo, porque la necesidad se iba a acabar, porque la riqueza se distribuiría por igual, nada más alejado de la realidad, pero a pesar de ello, hubo quienes le creyeron y hoy en día el Presidente nos ilusiona aluyendo que muy pronto habrá resultados, los cuales se vislumbra que difícilmente llegarán mientras no se despolitice la inseguridad.

Evidentemente, la realidad que vivimos los ciudadanos, está muy alejada de la que viven los políticos de Morena, no es coincidencia que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, recientemente, haya cambiado la metodología para medir los delitos, y lejos de retratarnos la realidad nos refleja un cambio de parámetro que hoy en día nos da cifras disfrazadas, a pesar de ello los delitos siguen al alza, y por eso extraña que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal salga con bombo y platillo a decir que febrero es el mes con menos homicidios en la administración de AMLO, como si 2 mil 206 homicidios fueran poca cosa, como si estas vidas valieran menos por encontrarnos en una administración de un gobierno de Morena. Para desgracia nuestra, los muertos de Obrador siguen aumentando.

Pero siendo propositivos ¿Que debe hacer la administracion pública federal para combatir la inseguirdad? Primero, el Presidente debe empezar por reconocer que él es el principal responsable de este tema, dejar de echar culpas al pasado y asumir su responsabilidad, porque para ello lo contratamos los mexicanos, para dar resultados. Segundo, que la seguridad no tenga tintes políticos, tristemente vemos que la seguridad es un tema poco común en sus conferencias matutinas, se prefiere abordar temas distractores como la rifa del avión presidencial, evidentemente AMLO está consciente de que es un tema que le resta votos. Tercero, no dar paso a la impunidad, hacer valer el Estado de Derecho, el más claro ejemplo es que se ha hecho cotidiana la inacción de los cuerpos de seguridad pública; por ejemplo, hoy en día existe un tianguis de venta de marihuana frente al Senado de la República, a pesar de su prohibición legal la autoridad ha brillado por su ausencia.

El Presidente está alejado de la realidad, tristemente vemos que después de dos años de iniciada la administración pública federal, la estrategia implementada no tiene pies ni cabeza, simplemente… los abrazos no funcionan.

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