La nueva alineación en el gabinete presidencial animó la especulación. Pero según me cuentan fuentes enteradas, la instrucción que recibieron los nuevos integrantes de la máxima cúpula del poder federal no deja espacio a la duda: hagan lo que tengan que hacer, pero ganen la elección del 1 de julio.

Con una instrucción así, que implica respaldo e impunidad (si logran su misión, claro), se alista un grupo de políticos priístas que difícilmente podrían ser considerados tímidos:

El nuevo secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, tiene fama de duro operador. Sabe cómo funciona el poder y lo demostró desde el primer momento colocando a su gente en los órganos clave de Segob: por un lado de manejo presupuestal, y por el otro de inteligencia y espionaje de la Policía Federal, que es su principal brazo de fuerza.

Navarrete Prida fue procurador del Estado de México, como también lo fue Alberto Bazbaz, el recién nombrado director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Cisen. Aunque no pertenecen al mismo grupo interno en la administración Peña Nieto, tienen capacidades que se pondrán en competencia por el mismo objetivo.

El nuevo secretario de Desarrollo Social es Eviel Pérez Magaña. Tuvo el tiempo suficiente en la Subsecretaría de esa dependencia para que la curva de aprendizaje sea del menor tiempo posible. Es el manejo de los multimillonarios y esperablemente auditados recursos públicos para combatir la pobreza. Este oaxaqueño es aprendiz ni más ni menos que del ex mandatario de su entidad y blanco de todas las denuncias imaginables, Ulises Ruiz. Incluso fue su delfín para sucederlo, pero perdió la elección contra Gabino Cué, que terminó siendo uno de los gobernadores de oposición más repudiados.

Mis fuentes me aseguran que los nuevos funcionarios no tienen duda: la prioridad es lo electoral. ¿Qué va a pasar con el combate a la inseguridad, que por cierto está rompiendo marcas? ¿Qué va a pasar con la cifras de pobreza? Ojalá entre en sus cálculos políticos que mejorar ambas condiciones puede ayudarles en su misión central. Si no, se va a poner todavía peor.

SACIAMORBOS. Ayer en estas Historias de Reportero expuse que, concentrado en hacer campaña electoral, en la politiquería, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, tendía con su pleito contra Hacienda una cómoda cortina de humo ante el desgobierno que ha generado en temas de seguridad y defensa de la libertad de expresión. Se vale hacer campaña, pero no descuidar a los ciudadanos con quienes se tiene un compromiso, opiné.

También es cierto que no hay muchos casos en los que se documente el desvío como el del sexenio anterior en Chihuahua:

Primer acto: el ex secretario de Finanzas de Duarte confiesa el robo. Segundo acto: el ex secretario de Educación de Duarte lo confirma. Tercer acto: las empresas-fantasma son identificadas. ¿Cómo se llamó la obra? Meade dice que en Corral “vemos por primera vez a un gobernador que engaña”. Plop.

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