No me considero una persona con grandes capacidades para la apreciación del arte, cuando frecuento los museos, lo hago con interés y paciencia, procurando entender y aprender más de los autores, lo que me ha ayudado a comprender un poco más las producciones, la lógica y a veces mística de sus obras. Sin embargo, cuando uno se compenetra en la historia y trayectoria de un artista, ya sean cineastas, escritores, pintores, bailarines, actores y actrices o en cualquiera de las expresiones artísticas que pudieran ser de nuestro interés, puede reconocerse que indudablemente el talento juega un papel importante en el desempeño extraordinario, sin embargo esto no lo es todo y la verdad es que la constancia, el trabajo disciplinado, la preparación permanente y sobre todo la resiliencia ante el infortunio son tan imprescindibles como el talento para sobresalir y para lograr grandes cosas.

Lo mismo aplica para la vida cotidiana, para el servicio público, para los proyectos innovadores, para la educación, para el desarrollo científico y tecnológico, para la promoción deportiva, turística o económica, para el emprendimiento y el desarrollo social. Sobresalir en   cualquier actualidad, no solo requiere talento y grandes dosis de resiliencia, requiere mucho trabajo sostenido durante bastante tiempo.

Con este contexto quisiera este martes #DesdeCabina reflexionar sobre la necesidad de apreciación de aquello que se ha hecho bien, del esfuerzo que han impreso cientos, miles o quizá millones de personas en diversos ámbitos de la vida pública de nuestro país, desarrollando actividades de las que, si nos interesáramos en conocer con detalle y con algo de meticulosidad, apreciaríamos sin duda alguna. Esos héroes silenciosos que se desgastan a lo largo de la administraciones desde los ámbitos municipal, estatal o federal y que han contribuido a construir y desarrollar una buena parte de la vida pública de nuestra gran nación merecen reconocimiento, respeto y sobre todo apoyo. Ejemplos hay muchos, hoy solo quiero traer a estas líneas semanales uno de los más cercanos a mi labor desde la aeronave que me ha tocado volar desde hace algunos años, me refiero el sub sistema de Universidades Tecnológicas y Politécnicas.

El sistema de universidades tecnológicas (UT) y politécnicas (UP) es uno más de los sistemas de instituciones públicas de educación superior que se encuentran a lo largo y ancho del territorio nacional; acercándose a los 30 años de creación, las más de 180 instituciones que lo conforman, en su mayoría UTs, son hoy una oferta útil, accesible y de gran rentabilidad social que ha creado el estado mexicano -guardando las proporciones y respeto a grandes instituciones como la UNAM,el IPN, la UAM o el Tecnológico Nacional de México-. En las aulas de las UTs o UPs se forman cerca de 300mil estudiantes y hoy se han convertido en una de las opciones de amplio impacto social; gracias a estas instituciones innovadoras y resilientes, 8 de cada 10 estudiantes que ingresan a ellas se convierten en la primera generación de la familia que tienen acceso a la educación superior, tienen absorción laboral superior al 80% y sus egresados se desempeñan extraordinariamente en el entorno multicultural y tecnológico de nuestro país. Vale la pena conocerlas a fondo, el esfuerzo de bajo perfil que han ejecutado las UTs y UPs por más de dos décadas vale cualquier reconocimiento, pero sobre todo merece la continuidad en su apoyo.

Rector de la UNAQ / @Jorge_GVR

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