El pasado 24 de agosto fue constituida la empresa estatal LitioMex, cuyo objetivo será explotar el litio para la nación.

El litio se convirtió en un mineral estratégico para la transición energética que busca reducir las emisiones de dióxido de carbono y apostar por el aumento en el uso de las llamadas energías limpias (las que no son totalmente limpias, pero que sin embargo su huella de carbón es muy inferior, por ejemplo, al uso de hidrocarburos).

Si hubiésemos seguido, como país, bajo el control de los neoliberales, es cien por ciento seguro, que el litio se habría concesionado para su explotación a empresas extranjeras, como hicieron ya los últimos gobiernos priistas y panistas.

Para que fueran los extranjeros los que se quedaran con la riqueza derivada tanto de la explotación como del procesamiento del mineral.

Es lo que pasó en Sonora, con la concesión a Bacanora Lithium, recientemente adquirida por la empresa china Gangfeng.

Lo que está en juego es el eterno dilema: privilegiar los intereses privados por encima de los intereses públicos o viceversa, privilegiar lo colectivo por encima de lo individual o viceversa. Lo hemos visto con todos los energéticos, con el petróleo, con el gas, con la electricidad .

Pero también está el dilema de la soberanía: privilegiar los intereses nacionales por encima de los intereses extranjeros o viceversa.

36 años de neoliberalismo nos enseñaron que panistas y priistas privilegian los intereses privados por encima de lo público y la soberanía nacional y energética los tiene sin cuidado. Los hemos visto en el gobierno y los vemos ahora en la oposición, siempre defendiendo intereses particulares sin importar si son extranjeros, por encima de los intereses colectivos nacionales.

La tarea para LitioMex es inmensa. El litio hay que buscarlo y localizarlo, se requieren expertos en geología y en prospección minera. Es necesario cuantificar las reservas reales. Posteriormente hay que explotarlo y procesarlo en México. No cometer el error que cometieron los gobiernos neoliberales con el petróleo: se dedicaron a vender materia prima en vez de materia procesada. Vendieron millones de barriles diarios de petróleo en el extranjero para después, de manera absurda, importar millones de barriles diarios de gasolinas y de diésel.

México no debería exportar litio, en todo caso baterías de ion-litio para la industria automotriz o incluso mejor, fabricar en México autos eléctricos nacionales y exportar dichos autos, tal como comienza a hacer Bolivia.

Enhorabuena por LitioMex, son buenas noticias para todas y todos.

Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx

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