Y de repente, todos nos volvimos virólogos, epidemiólogos, economistas y expertos en políticas públicas. O eso parece, en el debate público y por redes sociales. Particularmente, la comunidad científica ha atravesado por esta dinámica, porque claro: el método científico y el grado de doctor, proporciona herramientas para afrontar cualquier reto relacionado con la construcción del conocimiento. ¿O no?

En mi opinión, pienso que quizás ser doctor en —inserte su área favorita— no otorga las credenciales para tener el conocimiento más cercano a la realidad de esta pandemia. De tal suerte que es prudente reconocer los límites y alcances de nuestra área de experiencia y, con toda claridad, discernir lo que es información de la opinión.

Al respecto, en abril de este año, la revista científica Nature Reviews Physics publicó un artículo titulado “Cómo puedes ayudar en la modelación de la enfermedad COVID-19”. Aquí, la Doctora Julia R. Gog, de la Universidad de Cambridge, hace un llamado a aquellas personas capacitadas para realizar análisis matemático, a contribuir de una manera más práctica y eficiente, donde destaca los siguientes puntos (con algunas notas de mi interpretación):

1. Promueve el contenido de calidad: la producción científica se ha desarrollado a una velocidad tan grande, que hay artículos útiles que se quedan diluidos en el mar de información; mientras que otros se vuelven virales aún cuando ya han sido incluso retirados. Nota: es aquí donde el conocimiento del método científico puede ayudar para discernir la calidad y la relevancia en la actualidad.

2. Comunicación pública de la ciencia: los resultados científicos de interés público deben llegar a éste. Para ello, es necesario transformar el mensaje para alcanzar una amplia audiencia. Nota: esto no solo porque permite que la sociedad conozca el estatus de lo que la ciencia sabe sobre COVID-19, sino porque promueve la cultura científica, tan importante en estos momentos. Además, ser partícipe de la ciencia es un derecho humano.

3. Contribuye con la educación especializada: si tu área de experiencia es necesaria, pero se encuentra fuera del contexto de la epidemiología, sería oportuno poner el conocimiento adquirido por años de tu trayectoria científica al servicio del resto de la comunidad.

Así, Julia Gog hace un llamado a contribuir de una manera más propositiva y responsable. Porque es cierto que la ciencia vive un momento estelar y visible. Sin embargo, quizás se está generando una especie de ansiedad por contribuir, sin reconocer los sesgos asociados a la formación que tenemos, que podría llevarnos a generar controversias que no abonan en la construcción del conocimiento, pero que si repercuten en la opinión pública.

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