Si, hay días así, épocas donde te invade el vacío y no encuentras motivación. Todo ha cambiado, ¡tú has cambiado! ya no eres la misma. Te sientes cansada, abatida y llena de preguntas, la principal: ¿cómo fue que llegaste hasta aquí? ¿cómo fue que de pronto te convertiste en un carga para ti misma?

Lograr convivir con uno mismo y entender que eres la fuente de todo lo que pasa puede resultar la aventura más maravillosa del mundo o la peor pesadilla.

El tiempo actúa como ese gran  verdugo que no se detiene pero que también pasa lento y te condena a la espera de lo que te tiene preparado.

Te miras al espejo y ya no estás, no te encuentras así como tampoco encuentras tu camino.

Te mantuviste erguida, firme, optimista y fuerte durante ya mucho tiempo y ahora que vuelves a mirarte, ya no eres la que eras ni tampoco encuentras la razón de lo que te mantiene.

Te refugias en lo más puro pero te remuerde la conciencia porque estás buscando un lugar donde ya no pueda doler más y es que el cuento de hadas jamás se cumplió.

Vida, sigue, ¡sí que sigue! y los momentos que hoy te acompañan no sabes si son una prueba o un castigo. Dependerá de cómo lo observes.

Se te agota ya la esperanza, la paciencia y la alegría pero sabes que no puedes hacer otra cosa más que desear sentirte viva, pero hoy, hoy mueres lento.

Resulta curioso que todo mundo pueda ver a través de ti y tú no puedas si quiera reconocerte.

Han sido ya años, varios y has destellado, pero tu luz no ha sido suficiente. Has buscado caminos, senderos y formas que sólo te han llevado a donde te encuentras hoy.

Te mantendrás en el olvido, esperando que volteen a verte porque quisieras ser rescatada como en los cuentos que te contaban de pequeña pero la única persona que podrá hacerlo eres tú misma.

Cada vez los días se hacen más largos.

El amor te tiene en el olvido no es digno de ti y eso también te consume porque no es coherente lo que dicen de ti con lo que vives.

¿Qué te falta? ¿En qué has fallado? ¿Qué es lo que no quieres ver? 

¡Mujer! no te permitas caer más. Si tu mirada está empañada y no logras verte, zambúllete en el río cristalino de tu alma, no pares, porque vale la pena vivir con sonrisas. El simple hecho que estés aquí significa que eres lo más importante, que eres un ser valioso en todos los sentidos y esto no depende de los demás si no de ti misma.

No te dejes consumir por la tristeza, no te dejes abatir por la soledad. No ahora que ya estás cerca.

¡Levántate! busca tus sueños más salvajes, ¡abrázalos! y vuelve a confiar en ti. No estás sola, tienes a la mejor persona que puede estar a tu lado y ésa eres tú misma.

Sé que esto es nuevo para ti, porque nunca habías tenido que levantarte por ti misma, pero también con esto podrás. Has hecho tanto, que no es el momento de dejarte vencer.

Limpia ese espejo y vuelve a mirarte, estoy segura que si logras poner atención, volveras a ver a ésa mujer que es una guerrera soñadora y que quiere gritar al mundo que ella ¡vive!

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