El deporte del beisbol y el discurso político históricamente han mantenido una relación, independientemente del gusto o no por el beisbol de parte de algún gobernante o integrante de la clase política que tenga poder de decisión.

Hoy martes 9, fecha de una edición más del Juego de Estrellas de la Major League Baseball (MLB), este escrito buscará explicar algunos términos del habla que utiliza el llamado “rey de los deportes”, así como su ejemplificación en la política nacional.

En el partido que desarrollan dos equipos conformados por nueve jugadores en el campo (pitcher abridor, cátcher, un shortstop, tres jardineros y tres que juegan cada una de las bases, en el acomodo defensivo), la terminología utilizada incluye jugadas a la ofensiva, así como jugadas defensivas para impedir carreras o anotaciones.

El home run es cuando el bateador conecta la pelota que lanzó el pitcher y esta toma dirección frontal y cae hasta detrás donde se ubican los jardineros, lo que nulifica todo esfuerzo de la defensa. El bateador anota al menos una carrera y corre por las bases antes de llegar a donde está el cátcher (home).

En política esto ocurre cuando alguien impone agenda y con ello derrota a la oposición u otros candidatos y candidatas en un proceso electoral, o los derrota en las urnas.

A la defensiva tenemos la jugada de “out en home”, cuando un jugador ofensivo corre hacia la posición donde bateó pero antes de tocar la almohadilla de “home”, el cátcher u otro jugador a la defensiva, con el balón en su mano lo toca e impide la anotación de una carrera. Ejemplo: cuando el hoy Presidente de la República compitió en 2006 y 2012, y en ambas ocasiones fue puesto “out” antes de llegar a la meta, en el tramo final.

También está el “safe en home”: cuando el bateador o corredor de la novena que ataca llega a home primero que el cátcher, por sorpresa, inteligencia o astucia, y consigue anotar a favor de su equipo. Un ejemplo en la política local lo vimos cuando los entonces candidatos de Morena Mauricio Ruiz Olaes (distrito 3) y Paloma Arce Islas (distrito 1) ganaron en 2018, para sorpresa del gobernador y la dirigencia estatal del PAN.

La base de la ofensiva de cualquier novena en el beisbol es conectar un hit que ponga al bateador en posición de anotar. Puede ser doble o triple, si la fuerza y la distancia lo hacen avanzar más de una base hacia home. En política, el anuncio de una medida gubernamental, una acusación de desvío de recursos o “fraude”, o una pregunta directa hacia un adversario político pueden convertirse en un hit.

Una de las derrotas que posee un bateador es cuando recibe un ponche de parte del pitcher, al acumular tres strikes en los lanzamientos. Puede ser por mérito del pitcher en su habilidad y repertorio de distintos lanzamientos, o por descuido o falta de pericia del bateador. También por falta de apreciación del umpire o árbitro detrás de home, que ocasione contar un strike que no era.

En contraparte, la jugada ideal en ofensiva que buscan el bateador y su manager es lo que se conoce como “grand slam”. Esto ocurre cuando hay tres corredores en posición de anotar (uno en la primera base, otro en la segunda, otro en la tercera), y el bateador conecta home-run, lo que conlleva a que los corredores en base y el bateador anoten carrera.

Ejemplo en la política: el 1 de julio de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) le tocó el turno al bat. Al lanzamiento del pitcher (sistema político-electoral) conectó home run, y en primera base estaba Claudia Sheinbaum, en segunda Ricardo Monreal (junto con candidatos y candidatas de la coalición “Juntos Haremos Historia” al Senado) y en tercera, Tatiana Clouthier (en compañía de candidatos y candidatas de la coalición a San Lázaro).

Así, el hoy Presidente de la República consiguió mayoría en el Congreso de la Unión, la jefatura de gobierno de la CDMX para la coalición y la Presidencia.

Periodista y académico de la UAQ

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