Acostumbrados estamos a llenarnos de información pero solo parece llenar ese órgano que nos hace pensar y tanto conocimiento no ha logrado parar el deterioro de nuestro planeta, ni tampoco la violencia que se genera en manos de jóvenes que se encuentran perdidos en un ambiente donde lo tienen todo y solo buscan atención y cauce.

Leer e informarnos no es suficiente. Dejar la información y el conocimiento sin aplicación a alguna acción es igual a nada. La sociedad que nos rodea tiene intenciones que solo se reflejan en sus pensamientos porque no nos hemos determinado a actuar. Funcionamos en automático, sin darnos cuenta que no solo basta con pensarlo porque ahí, no sirve de nada, si no la acción radica en el hacer. Las buenas intenciones se quedan en el mismo plano que los sueños si no los llevamos a la acción ya que no basta con buenas intenciones ni con tener muchos sueños sin no podemos concretarlos.

¿Qué nos está pasando a la raza humana que nos estamos perdiendo? Terrorismo, deterioro climático, violencia dentro de los núcleos sociales, divorcios al por mayor, acceso a un mundo de drogas que generan momentos de falsa y feliz realidad. ¿Acaso solo basta con observar?

Hemos creído durante mucho tiempo que la prioridad del individuo radica en los éxitos que pueda lograr traducido esto en el plano económico y social. Estamos empeñados en que nuestros hijos sean los mejores estudiantes sin poner atención al plano emocional, les hablamos de buscar buenas oportunidades en el mundo laboral ya sea como emprendedores o como altos ejecutivos pero nos es difícil educarlos para reconocer sus emociones ya que nosotros mismos como adultos no las identificamos. Hemos permitido que el plano del pensamiento se interponga ante el plano de las emociones donde, desde mi percepción es la fuente la pasión en el ser humano que nos lleva a la acción.

Conocer lo que queremos radica no en la cabeza si no en el corazón. Y lo mismo pasa si sintiéramos más ya que nos pondríamos más en contacto con el mundo que queremos y seguramente podríamos abrir los ojos y darnos cuenta que podemos cambiar el rumbo de nuestra sociedad y de nuestro planeta.

Entrar en contacto con nuestras emociones no es cosa sencilla para todo el mundo y más cuando funcionamos en automático, es decir, rutinariamente y sin pensar. Existe una inercia de lo que debemos hacer, que ni siquiera identificamos lo que nos gusta hacer.

Acostumbrarnos me parece que es una manera mediocre de existir, aceptar es distinto y no elimina lo que verdaderamente aspiramos, sin embargo hace más llevadera la realidad que nos aqueja. No basta con pensar en positivo, si no ser positivos y el ser involucra ya la acción.

Te invito a que hagámos un relfexión y reconozcas qué es lo que hasta ahora has hecho en automático en todas las áreas de tu vida, ¿realmente haces lo que te gusta y lo disfrutas? ¿esto contribuye a tu bienestar? ¿qué puedes hacer para mejorar tu entorno? ¿Qué tanto observas al de a lado, a tu familia?

Detenernos un poco para observar qué podemos hacer a través de nosotros y de lo que sentimos para poder reflejarlo en nuestro entorno es el comienzo para tomar conciencia y también mejorar nuestra calidad de vida con base en lo que nos hace felices.

Trata de conectar con tus sentimientos y descubre a través de tu corazón lo que te apasiona y ya me cuentas cómo te resultó...

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