Las relaciones entre los seres vivos pueden ser biorrelaciones, asociaciones o simbiosis. Abordando el tema sobre vínculo reproductivo, entre machos y hembras de una misma especie, por ejemplo en aves, se presentan señales o lenguajes de cortejo, que sirven para establecer contacto y, lograr con ello la fecundación y a su vez la perpetuación de la especie. Con frecuencia ambos realizan movimientos de cortejo pero uno de ellos es el más activo, generalmente el macho. En el caso de artrópodos como los insectos, el contacto con el congénere se logra por la atracción de la hembra que emite feromonas, las cuales atraerán al macho para lograr con ello la cópula. En mamíferos como el puerco espín, agutíes, etc., toman posesión simbólica de la hembra cortejada, marcándola con orina, creando así un vínculo olfativo. El cuidado de las crías. Se conocen muchos ejemplos en los que la madre pone los huevos de donde nacen las crías, pero no tienen ningún contacto con la madre, como es el caso de muchas especies de peces como el salmón. Pero en los casos donde sí existe esta relación se da temporalmente o permanentemente, hasta que las crías se valen por sí mismas. Así, por ejemplo, los himenópteros (como hormigas y abejas) presentan un cuidado esmerado y constante de las crías, a las cuales alimentan, cuidan y limpian hasta su pupación y eventual desarrollo del adulto. En algunos casos, se forman grupos familiares para proteger a las crías. Si sólo el macho se ocupa de esto son grupos paternales como en el caso del pez aguja, el caballito de mar y algunas aves. En las familias maternales, la hembra es la única que se encarga de las crías, como es el caso de muchos peces. En las aves canoras, se observan familias donde el macho y la hembra cuidan a las crías. En estos casos se llega a una cierta división del trabajo, correspondiendo generalmente al macho la defensa del territorio. En muchos mamíferos, generalmente las hembras son las más activas en cuanto a distribución y la obtención del alimento, así como de la limpieza y cuidado de las crías, aunque en los machos de lobos y los zorros también pueden compartir responsabilidades de cuidado hacia las crías. En otros casos, aunque exista el cuidado de las crías, éste debe ser por descendencia directa, porque si es una cría aunque sea de la misma especie pero no de una hembra en particular, ésta incluso puede matar a la cría intrusa, esto se presenta en leones marinos. El caso contrario, donde crías que por diferentes causas han perdido a la madre, otras hembras pueden fungir como nodrizas o madres substitutas, las cuales adoptan a la cría huérfana criándola como propias, como es el caso del murciélago vampiro Desmodus rotundus. *Coordinador de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Juriquilla..

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