Opinión. Las palabras pesan, y mucho | Querétaro

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Opinión. Las palabras pesan, y mucho

Paul Ospital Carrera

Lo que todas y todos decimos conlleva una enorme responsabilidad.

El sábado pasado se conmemoró el 85 aniversario de la Expropiación Petrolera con un mitin en el Zócalo de la Ciudad de México. Esta aglomeración tuvo por objetivo, según el mandatario López Obrador, la celebración de la soberanía energética del país.

Como lo fue en la marcha por la defensa del INE, así como las convocatorias de Palacio Nacional en respuesta; en esta conmemoración no se quedó atrás el debate entre el oficialismo y la oposición. Las discusiones estériles se están dando para tratar de determinar quién tuvo más asistentes, y un sinnúmero de discusiones que son claramente nimiedades.

Este tipo de debates solamente contribuyen a la narrativa de López Obrador otorgándole la razón: el país está polarizado, estamos divididos. La nación está partida entre seguidores y opositores, conservadores y simpatizantes, buenos y malos. Esta separación no está llevando a ningún lado, más que a seguir compitiendo para ver quién junta más gente. Sin embargo, la discusión de este último mitin  no debería estar puesta en la polarización, sino en la violencia que trajo consigo, me explico:

Pocos titulares y muy pocos medios están hablando de esto. En la página de inicio al buscar “aniversario 85 del petróleo” no aparece ni una sola vez la quema de la efigie de la   ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, durante la concentración. Apenas hoy sale un titular: “AMLO reprueba quema de piñata con la figura de la ministra Piña”. De acuerdo con este mismo artículo de la prensa norteña “Zeta”, el mandatario ni siquiera estaba enterado. “Acusó que cuando se quemó su figura “no salió en la prensa”, nadie se quejó. “De todas maneras repruebo lo de la ministra Piña Hernández. Yo no sabía que habían quemado una figura, que es muy de los conservadores”, mencionó.

La violencia verbal con la que se conduce el presidente todas las mañanas lleva a que sus seguidores, por supuesto me refiero a los más fanáticos, puedan llegar a hacer muchas cosas, como “protestar” y quemar una piñata con la figura de la ministra. Creen, dentro de su fanatismo, que eso es lo que el líder quiere. Por ejemplo, sucedió con el ex presidente de  Estados Unidos, Donald Trump, cuando perdió la última contienda electoral contra  Joe Biden. A través de un video de Twitter, rechazó el triunfo de Biden y alentó a sus simpatizantes a manifestarse llamándoles patriotas y especiales. Según CNN, dos tuits fueron suficientes para desatar un  nivel de violencia que terminó costando vidas. 

Lo anterior es un ejemplo claro de las consecuencias que se pueden alcanzar por no responsabilizarse de lo que se dice.

Lo que todas y todos decimos, incluso desde la condición de ciudadanos y ciudadanas, conlleva una enorme responsabilidad, imagine usted siendo presidente de la República como Andrés, con tantos seguidores y tantos de ellos, fanáticos. Pero indudablemente, este riesgo crece cuando se transforma en violencia de género, y por este contexto específico, en violencia política en razón de género contra la ministra Piña.

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