Si de algo hemos estado conscientes los queretanos a lo largo de todos estos años de administraciones estatales mediocres y corruptas, es de la poca atención y desidia con la que los gobernantes han simulado “procurar” el bienestar de los grupos de población más vulnerables.

Contrario a la encomienda que como servidores públicos debían observar, los diversos actores políticos que han desfilado por los principales cargos del gobierno del estado, se han dedicado a construir falsas expectativas para miles de ciudadanos que no han visto materializadas sus más básicas necesidades y que están seguros de que ellos y Querétaro, merecen más de lo que les han brindado.

Conscientes de estas falacias y de otras muchas e irresponsables actitudes de la clase gobernante estatal, las y los queretanos participamos y fuimos protagonistas de la histórica e inmensa movilización política y popular que el 1 de julio de 2018, llevó al triunfo a nuestro actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien reiteradamente ha dado muestras del enorme compromiso que tiene con nuestro estado.

Para lograr y alcanzar la verdadera estabilidad  y el desarrollo igualitario que deseamos, y del cual Querétaro debe ser piedra angular, el Presidente acompañado y fortalecido por la voluntad de millones de mexicanos, y una sólida estructura partidista representada en el Congreso de la Unión, ha emprendido una serie de reformas y cumplimiento de compromisos para, en principio, erradicar de la vida política del país, a la corrupción, el más peligroso y dañino lastre que nos dejó el régimen anterior y que nos  lastima a todos por igual, particularmente en entidades como la nuestra, en donde siguen creyendo que tienen cabida esas prácticas.

Estas acciones y este marcado compromiso de quienes hoy orgullosamente formamos parte del grupo parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional y los partidos afines a la Cuarta Transformación en el Senado de la República, no ha sido del agrado de muchos políticos, que en poco más de dos años han visto clausuradas para siempre, o muy mermadas, las diversas estructuras que fueron creando para desviar recursos, para favorecer con jugosos negocios a familiares y amigos cercanos, o para apuntalar sus propios futuros.

Durante estos dos años hemos puesto todo nuestro empeño para actuar en consecuencia de lo que demanda el pueblo. Así, en reiteradas ocasiones hemos expuesto en la tribuna más importante del país, las necesidades más sentidas de las y los queretanos. Necesidades de solución a demandas históricas, que no quisieron ser atendidas pero que el camino de la transformación que ya es realidad para la mayoría del país, hará posible.

Sabemos que trabajando con honestidad y de forma cercana de la gente, podremos transmitir mejor sus inquietudes y anhelos, podemos representarlos de forma correcta y garantizarles luchar a su lado para lograr lo que se merece nuestro estado. He ahí la base del que ha sido nuestra labor este tiempo, y he ahí el cimiento de lo que deberá seguir marcando nuestro actuar en el futuro.

Hoy, son los tiempos en donde la sociedad civil organizada, activa y consciente nos obliga a predicar con el ejemplo. Son tiempos de escuchar al pueblo, tiempos de avanzar en el desarrollo sustentable, tiempos de justicia, de equidad y tiempos de prosperidad. Tiempos de la Cuarta de la Transformación para todas y todos, porque no nos merecemos menos.

Estoy convencido que hemos dado pasos sólidos para revertir lo que ha pasado en  el estado durante estas últimas décadas. Entiendo y me he sumado desde el primer momento a ese descontento que lleva tanto tiempo en el espíritu de las y los queretanos, y porque sé de la sinceridad de ese sentimiento, estoy seguro que lo que construyamos juntos será para grandeza y orgullo de nuestros hijos, y nietos. Ellos y Querétaro se merecen eso y mucho más.

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