La presentación de Peña Nieto en la esfera política se dio de la mano de su pariente, el ex gobernador del Estado de México Arturo Montiel, en un principio de carga maletín, aprendiendo de su mentor las formas de relacionarse con el medio político dentro del PRI, hasta convertirse en su delfín. Hay que recordar su mote dentro del grupo de Montiel, es o era el Golden Boy, esto quiero pensar por su apariencia física, por que sin duda no ha demostrado sus cualidades intelectuales. Su figura política la ha construido Televisa desde que fue secretario de Finanzas, diputado local, precandidato y candidato a la gubernatura, gobernador, precandidato y candidato a la Presidencia de la República y ahora como futuro presidente de este país.

Sin duda las formas personales de los políticos les dan un matiz a las relaciones políticas y de comunicación con su electorado, y por ende un sello personal que lo hace distinguirse. Para el caso de Peña, su forma de comunicación con la sociedad es y seguirá siendo por la televisión; grandes desplegados en los medios impresos, estrategias a través de los medios electrónicos que lo mantengan posicionado. Peña es un hombre que no tiene un contacto real con la población y mucho menos con sus necesidades, y nos ha demostrado lo anterior, que va desde no responder cuál es el precio de uno de los productos que mas predomina en la dieta de los mexicanos, la tortilla; desconocer el salario mínimo; y observamos como dentro de su familia se insulta a los pobres y marginados (“proles”) como lo hizo su hija en una conversación de Twitter.

Hasta el día de hoy no se ha formalizado quién lo acompañará para gobernar este país, lo que me recuerda al viejo PRI, en el cual se tenía que equilibrar y negociar dentro de los grupos para tener gobernabilidad, nunca por los meritos o capacidades. Parece que ya se dividieron las secretarías de Estado y las responsabilidades. Por un lado, los priístas de la antigua escuela que se encargarán de la política interna y gobernabilidad, y los cercanos a Peña (los cachorros del PRI) se encargarán del tema económico. Esta vuelta del priísmo revela al viejo PRI pero con rostro nuevo, maquillaje de discurso y, sobre todo, marketing político.

El miedo de Peña al diálogo será latente en todo su sexenio, e inicia este 1 de diciembre con la toma de protesta en la San Lázaro; un acto solemne de fast-track, en el cual han sometido algunos diputados y senadores de izquierda a no manifestarse, mas creo que algunos lo harán. Se está violentando el libre tránsito de los alrededores de la Cámara de Diputados al cerrar una semana antes estaciones del Metro y Metrobus, así como vialidades. Cercaron por completo con cuerpos de seguridad pública y privada el recinto republicano del país.

¿A quién es el miedo? ¿A los ciudadanos organizados que tienen todo el derecho a manifestarse? ¿A los grupos organizados delincuenciales? Estoy seguro de que Peña compartirá estos seis años un mayor acercamiento con el Estado Mayor Presidencial que con el pueblo que lo erigió (por compra de votos).

Por ultimo, quisiera comentar que los pasados 19 y 20 de noviembre se decidió que Morena se convierta en partido político y que tenemos Comité Ejecutivo Nacional con hombres y mujeres comprometidos con el proyecto y algunos provenientes de la sociedad civil y de diferentes estados de la república. Ellos serán coordinados por Martí Batres Guadarrama y Bertha Luján. Los esperamos en la concentración pacífica del 1 de diciembre, a las 10:30 en la Plaza de Armas de la capital, contra la imposición de Enrique Peña Nieto.

Presidente estatal de Morena

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