Pocos momentos suelen ser tan especiales en el comienzo de un día, como aquellos en los que la niebla se convierte en protagonista y nos modifica totalmente el entorno vistiéndolo de misterio al absorber la luz y haciéndose acompañar de ese frío típico del amanecer. Un cierto dramatismo acompaña el paisaje cuando éste incluye un río y el movimiento del agua líquida se suma a la evaporada que se desplaza con mayor lentitud, pero crea una escenografía de enorme magnitud y belleza. Hay lugares que reúnen todos los requisitos y los elementos para regalarnos lo que se describe líneas arriba.

Comparto esta fotografía tomada en alguna visita a una zona de reserva natural donde, deseando encontrar animales para fotografiar, de repente fue la flora en lugar de la fauna, la que acaparó la atención y se convirtió en un bello descubrimiento. Por unos minutos, resultó un espacio para ejercer la contemplación y regalarnos a quienes estábamos ahí, la oportunidad de observar, de escuchar en silencio y quedar totalmente cautivados.

No cabe duda que el agua, ademas de ser indispensable para la vida en general, particularmente para la flora, también como nieve o niebla, les otorga una personalidad muy diferente por ocasión a los árboles y sus ramas. En especial las coníferas son objeto de ese privilegio cuando interactúan, según la estación del año, con el agua en sus diversas formas.

Quienes vivimos en la ciudad estamos inmersos en otro tipo de paisajes, pero dependemos igual del agua y otros elementos para mantener espacios de tiempo que medimos en términos de calidad de vida, la que esperamos no se evapore, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

Google News