Aristófanes, el gran comediógrafo griego comentó alguna vez que educar a alguien no es como llenar un vaso, más bien es como encender un fuego y me parece pertinente traerlo a cuenta en esta etapa de regreso a clases, no solo en nuestra Universidad, sino en todos los niveles educativos del país. El lunes de esta semana, millones de estudiantes regresaron a sus clases, esta semana es importantísima porque para millones de estudiantes, cada uno con sus particularidades, se materializan las expectativas del regreso, lo que significa volver a las aulas y a todo lo que en ellas ocurre: el inicio de un ciclo lectivo nuevo, las relaciones que se construyen con cada  profesor o profesora, la manera de relaciones que tienen estudiantes con estudiantes, el transporte y el tiempo de traslado, las tareas y hacerse cargo de su proceso de aprendizaje, en fin, el acto educativo.

Para algunos estudiantes esta semana es el inicio de un proceso lleno de entusiasmo y amor por continuar los estudios y lo afrontan con tesón, con buena actitud y con iniciativa, entran a los salones animosos, participan y crean un ambiente donde aprender es más sencillo.

Sin embargo, hay también estudiantes que sus expectativas más bien se convierten en angustias, inician esta etapa con imaginarios pesimistas y piensan los peores escenarios, no son malos estudiantes, no están negados a aprender, pero su estado emocional hace que estén dispersos y es difícil su concentración en los temas académicos debido a su marasmo que no les permite aprender de manera plausible, son a estos estudiantes a quienes debemos, no solo esta semana, pero en especial esta semana, enfocar muchos esfuerzos.

Cada institución educativa debe de saber que existen estos tipos de estudiantes y trabajar en aras de ayudar a que estos salden este momento anímico. En nuestra Universidad Politécnica de Querétaro, en este cuatrimestre, la generación entrante, aquella que inicia su segundo cuatrimestre, lleva de manera curricular, junto con sus materias disciplinares, la materia de Inteligencia Emocional y Manejo de Conflictos, esta materia es fundamental para este momento de sus vidas, es en este espacio áulico en donde se evidencian y se nombran las emociones que los estudiantes sienten en este momento, se visualizan y se reconocen para poder generar herramientas que permitan trabajar con las emociones, poder controlarlas y canalizarlas en beneficio del estudiante, estas actividades curriculares, acompañadas de los esfuerzos de la Clínica de Contención Emocional que opera en nuestra universidad como soporte para estudiantes, maestros y administrativos, son elementos importantísimos en la vida universitaria de nuestra institución. Aún seguimos combatiendo las secuelas emocionales que la pandemia dejó y es imperante que las instituciones las develen y las trabajen, las universidades deben de ser espacios asertivos y empáticos en donde los estudiantes se sientan libres de expresar lo que piensan y sienten, en estos espacios el aprendizaje puede germinar e incluso florecer.

Twitter: @CarlosCacl
Correo: carlos.contreras@upq.mx

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