Causa en Común presentó un análisis de fuentes periodísticas que se refieren a eventos “atroces” en México. El asesinato de mujeres “por razón de género, a la que se le hubieran infringido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia”, dan cuenta de 51 casos.

Detrás de ese número hay historias, como la del 19 de marzo, cuando fue hallado el cuerpo desmembrado de una académica de la UNAM; o la del 31 de marzo, cuando una mujer fue asesinada a golpes, por su pareja sentimental, en Tihuatlán, Veracruz; o la del 18 de mayo, cuando un hombre asesinó a puñaladas a su esposa y dos hijos, de tres y cuatro años de edad, en Coapilla, Chiapas; o la del 18 de marzo, cuando fueron detenidos una mujer y su pareja, por violación agravada a su hija durante 10 años, en Ayala, Morelos.

Al tratarse de una compilación hemerográfica, son apenas una muestra incompleta de los horrores que produce una sociedad enferma. A pesar de ello, el feminicidio está subregistrado en las estadísticas oficiales. No sólo se extiende la violencia con niveles de crueldad inauditos, sino que no hay una estrategia por parte de los gobiernos federal y estatales para darle al país la esperanza de un futuro menos siniestro. Ante la gravedad del delito presentan campañas de “sensibilización” ridículas como la de “cuenta hasta 10”.

La Fiscalía General de la República propuso al Ministerio Público que toda muerte violenta de mujer sea investigada como feminicidio. La propuesta de homologar el tipo penal de feminicidio ha sido trabajada por la Cámara de Diputados y la FGR desde hace varios meses, para eliminar lagunas legales. Coincido con la propuesta, aunque reconozco que está lejos de solucionar el problema

El problema en la impartición de justicia está en la falta de capacidades de los MP, las policías y los jueces para investigar estos crímenes y sancionarlos. Nuestro principal problema está en la prevención. Tener un presupuesto suficiente para educar a las niñas, niños y adolescentes en igualdad, para que tengan la capacidad de reconocer cuando están en riesgo y puedan contar con apoyo. Esto sí sería un principio importante para evitar seguir contando el dolor de miles de niñas y mujeres en este país, el cual, hasta hoy, el Estado no ha tenido la capacidad de atender.

(Colaboró José Francisco de Villa)

Presidenta de Causa en Común. @MaElenaMorera

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