La semana pasada, en este mismo espacio, puse énfasis en la necesidad de cambiar la estrategia de seguridad (si es que se le puede llamar así) del gobierno federal. Precise el cómo la idea de “abrazos, no balazos” ha venido a crear un aire de impunidad y ausencia del estado de derecho.

Querétaro también está siendo tocado por esa vorágine de violencia e inseguridad. Para ello, basta con revisar las últimas noticias que se publican en los principales medios de comunicación y las cifras oficiales.

Hace tiempo, se informó que nuestra entidad está en el top ten de violencia contra mujeres a nivel nacional y hasta la fecha, sigue permaneciendo en tan deshonroso lugar. Conforme a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, Querétaro ocupa el séptimo lugar en la tasa de mujeres que han sido presuntamente víctimas de lesiones dolosas por cada 100 mil habitantes. En lo que va del 2022 llevan 665 casos registrados.

Lo anterior no es novedoso, al contrario, ha sido un señalamiento constante por grupos de activistas y defensoras de los derechos de las mujeres. En Querétaro se tiene un grave problema de violencia de género, donde miles de mujeres cada año sufren golpes, insultos o agresiones de varios tipos: psicológica, económica, emocional, entre otras.

Por otro lado, también ha trascendido  que nuestro estado ocupa el séptimo lugar nacional en el delito de extorsión, con 967 víctimas hasta abril de 2022; solo después de otras entidades como Zacatecas, Estado de México, Veracruz y Jalisco. Este ilícito ha ido en crecimiento en los últimos años, y se presenta con varias aristas, desde aquellas realizadas entre exparejas o familiares, hasta las impulsada por grupos delincuenciales o del crimen organizado.

El punto es que la extorsión se ha vuelto una constante en la vida de las y los queretanos, quitándoles su paz y tranquilidad. Y así como éstos, destacan otros ilícitos que en los últimos años también han presentado un aumento considerable, como la violación, el robo, las lesiones, la violencia intrafamiliar, entre otros.

Muestra de ello, es lo ocurrido en el municipio de San Joaquín, donde se presentan 4 casos  mensuales de violencia intrafamiliar o lo ocurrido en la comunidad de El Jofrito, Delegación de Santa Rosa Jauregui, con el asesinato a sangre fría de un hombre de 35 años. Tenemos que aceptarlo, Querétaro ya no goza de los niveles de paz y tranquilidad que tenía hace algunos años. Frente a esto, ¿Qué se necesita hacer?

De manera incorrecta, se ha pensado que la inseguridad se debe combatir con el uso de la fuerza, lo cual no ha dado buenos resultados. Debemos apostar por la prevención, como política social pero también como medida de disuasión del delito. En primer lugar, visibilizar los problemas, fortalecer las leyes, actualizar su contenido y ampliar las sanciones; pero además, implementar mecanismos y programas efectivos de prevención para evitar la normalización de esas conductas, así como erradicar los casos de impunidad.

Ampliar la presencia de los cuerpos de seguridad y orientar de mejor manera a las nuevas generaciones; porque de no hacerlo así, esto puede crecer como una “bola de nieve”.

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