El gobierno de López Obrador va por las personas vulnerables, aprovechando la ignorancia y la pandemia. Por medio de la Secretaría Bienestar, utiliza al ejército de empleados que desarrollan actividades “sociales y políticas”, para apoyar a Morena. El enorme grupo de activistas se dedica a llamar a los adultos de la tercera edad, aparentando el “bienestar” de estas personas. Todo parecería que se trata de una política de Estado preocupada por ese sector vulnerable de la población, a fin de protegerla de la enfermedad del coronavirus. Sin embargo, cuando verificamos qué adultos son los que reciben las llamadas para convencerlos de ser vacunados, previa confesión de datos resulta que solo llaman a quienes están en la base de datos de Bienestar, aquellos que reciben beneficio económico.

Según Bienestar, la población beneficiaria es de 8 millones de adultos mayores. Pero, la totalidad de los de la tercera edad asciende a 15 millones. Solo van por los adultos cautivos, el resto no está contemplado en la campaña de vacunación. 7 millones de adultos que no reciben ningún apoyo, esos no cuentan, no son manipulables para la Secretaría de Bienestar. Ahora bien ¿Por qué acudirán a la población rural si es la menos afectada por la pandemia? Respuesta simple, también es una población “vulnerable” a la manipulación; ellos también serán cooptados, al menos en la ilusión de la vacunación que no existe y no será aplicada antes de las elecciones del 6 de junio.

Es urgente “amarrar” esos votos, con el aliciente de que serán inmunizados. La política de vacunación vinculada al proceso electoral. También han considerado en primera línea para ser vacunados a los maestros, sector magisterial caracterizado por su activismo político. En el ilusorio de AMLO, requiere de dos elementos fundamentales para intentar superar a la oposición. El ejército de activistas, el que conforman con los empleados de Bienestar y un buen grupo de profesores; todos inmunes. Luego viene la fuerza del voto, integrada con los beneficiarios de las vacunas. Así pretenden cerrar la maquiavélica pinza político-electoral.

El uso de la pandemia y las vacunas como elementos coyunturales para asegurar el ilusorio triunfo electoral que se avizora muy lejos de conseguir. Desesperado Andrés López Obrador, no encuentra la manera de levantar sus bonos, su partido y candidatos al borde de la derrota. Los abusos son castigados por el electorado, así lo han demostrado. No hay vacuna que los salve de la derrota..

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