El día de ayer, el Presidente de la República estigmatizó a la máxima casa de estudios. Por ello, hoy quiero dedicar estas líneas para mi querida Alma mater.

Nuestra UNAM hoy se encuentra bajo ataque. El presidente ha afirmado que, en lo que él llama periodo neoliberal, afectó a las instituciones de educación superior y enfatizó que en el caso de la UNAM, “se volvió individualista, defensora de estos proyectos neoliberales, perdió su esencia de formación de cuadros de profesionales para servir al pueblo”.

Soy egresada de sus aulas y en ellas me formé académicamente. Sus profesores me regalaron lo más preciado que tienen: su experiencia y su conocimiento. Me mostraron que no hay mayor satisfacción que reconocer y comprender que la pluralidad de pensamientos es lo que fortalece a nuestro país. Justamente eso es lo que promueve la UNAM, la diversidad y el respeto a los demás.

Por sus aulas, hemos pasado millones de mujeres y hombres, forjadores de decisiones para el presente y futuro de nuestro país. Por sus pasillos han desfilado Presidentes de la República —el actual por ejemplo—, gobernadores, secretarios de Estado, ministros, magistrados, jueces, diputados, senadores, embajadores y cónsules. Sus sedes han sido espacio de acalorados debates entre escritores, intelectuales, científicos, arquitectos, investigadores, e incluso, Premios Nobel.

La Universidad Nacional Autónoma de México es su historia, sus aulas, sus principios, sus alumnos, sus académicos e investigadores, su personal administrativo. Es conocimiento y defensa del derecho a la educación.

Por ello, me indigna que el Ejecutivo federal violente a nuestra máxima casa de estudios, desde Palacio Nacional de manera irresponsable.

Parece que este gobierno no ha entendido que en su nombre, la Universidad Nacional Autónoma de México lleva su principal distintivo: su autonomía.

Autonomía para gobernarse y organizarse a sí misma. Autonomía para administrar sus recursos. Autonomía para que, sin presiones del poder o de los partidos en turno en el gobierno, pueda cumplir con sus planes de estudio y dar libre cátedra. Autonomía para tomar sus decisiones.

Este Presidente se irá, como se han ido todos, sin embargo, nuestra máxima casa de estudios, nuestra alma mater prevalecerá. Ya basta de tantas agresiones contra la Universidad Nacional Autónoma de México. La UNAM no está sola, aquí estamos quienes pertenecemos a la comunidad universitaria para defenderla.

Así de claro: México, Pumas, Universidad.

Senadora de la República

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