Hace mucho tiempo, la guerra siria estaba en los encabezados de todos los diarios globales. De ese entonces, parece que han transcurrido siglos. Será porque los muertos ya no están, porque los refugiados dejaron de ser noticia hace rato, o por la habituación y sobresaturación noticiosa, o bien, será porque se esparció la idea de que esa guerra ya había terminado y que el gobierno sirio había “recuperado” el territorio perdido, o la noción de que ISIS había sido “derrotada”. Pero , la guerra sigue. Algunos frentes se han agotado, otros han evolucionado, y otros nuevos han emergido.

Después de las últimas campañas del ejército sirio, en las que recuperó parte del territorio, los rebeldes que quedaban, así como unos tres millones de civiles desplazados, se atrincheraron en Idlib. Hubo intentos de negociación para que la última fase de la guerra no se convirtiera en una carnicería. Rusia, la superpotencia vencedora, Irán y Turquía, acordaron ceses al fuego. Pero esos acuerdos nunca fueron satisfactorios ni para el presidente Assad, ni para varios grupos rebeldes, de modo que, la ofensiva final inició.

Actualmente, las Fuerzas Democráticas Sirias, compuestas por kurdos, entrenadas y financiadas por Washington, conservan una tercera parte de Siria. Esto no supone que se detonará un enfrentamiento entre estas fuerzas y las tropas de Assad, pero hace falta ver si están dispuestas a ceder el territorio que lograron adquirir tras los combates contra ISIS.

Un componente de la conflictiva siria ha incluido el extremismo violento por parte de actores no estatales locales y transnacionales, entre los que se incluyen Al Qaeda e ISIS. La forma de operar de este tipo de organizaciones es replegarse, diluirse, ocultarse, reagruparse y seguir atacando. El New York Times reporta que ISIS conserva unos 18 mil combatientes en su centro operativo. Otros han llegado a hablar de hasta 30 mil. Los ataques terroristas en la zona no han dejado de ocurrir.

A medida que Irán y sus milicias aliadas como Hezbollah, han ido afianzando posiciones en Siria, Israel ha intensificado sus bombardeos en ese territorio. Los anteriores son ejemplos que muestran el por qué cuando se habla del “final” de la guerra siria, se trata acaso del “final”—y eso está por verse—de una de muchas historias, incluso si los reflectores mediáticos, por falta de interés o atractivo, dejan de iluminar a las otras historias que ahí se siguen tejiendo.

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