La educación en el mundo ha sufrido distintos cambios a lo largo de los últimos años, la conectividad y la comunicación asincrónica de la mano con la globalización demandan de las y los nuevos profesionistas, y de la especialización en competencias específicas que son requeridas por la industria y la sociedad en general.

Lo anterior supone un gran reto para las instituciones de educación superior. Las universidades deben propiciar los entornos de aprendizaje y la generación de un ecosistema enfocado a que los alumnos adquieran una habilidad esencial:

Aprender a aprender. Del otro lado, las empresas deben abrirse al conocimiento y desarrollo científico universitario y al pensamiento “think outside the box”, que permita llevar la innovación de los nativos digitales a los procedimientos de la cuarta revolución industrial. Esto implica presentar y transparentar los procesos industriales y permitir que la responsabilidad social y la economía circular formen parte de sus pilares organizativos. Finalmente, los gobiernos son los encargados de establecer las condiciones para que tanto los complementos sociales como los industriales participen en el modelo.

¿Qué ganamos con la implementación de la triple hélice? Es probable que la innovación provenga del exterior de la empresa individual y aún de otra esfera institucional, tal como la universidad, donde el foco de atención está puesto en la línea original de los desarrollos interrumpidos, sea en ciencia o tecnología. No es un accidente que las universidades estadounidenses fueron favorecidas, en detrimento de los laboratorios gubernamentales e industriales, como la sede de los proyectos de Investigación y Desarrollo con fines militares, interrumpidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Además, se esperaba que las innovaciones discontinuas que se originaban en una empresa, era más probable que fueran utilizadas en un ambiente diferente, donde la ceguera de taller presupone prácticas o compromisos con tecnologías y productos existentes, que probablemente son menos eficaces.

La “triple hélice” es un modelo espiral de innovación que capta las múltiples y recíprocas relaciones en diferentes puntos del proceso de creación del conocimiento. La primera parte del modelo de la triple hélice es la transformación interna en cada una de las hélices, tales como el desarrollo de vinculaciones entre compañías y empresas mediante alianzas estratégicas o la de una misión de desarrollo económico por universidades.

Me detengo en este momento, la triple hélice expresa la relación universidad-industria-gobierno como una asociación entre iguales, relativamente independientes, de esferas institucionales que se traslapan y toman el papel de las otras.

Para el caso en concreto, expongo lo que esta sucediendo en la Universidad Politécnica de Querétaro (UPQ), que de la mano con una firma alemana el día de hoy se están creando las nuevas líneas de producción para grandes trasnacionales con sede en el país, y que gracias al acento universitario automotriz de UPQ resulta pertinente ser sede de la innovación empresarial. Está surgiendo una nueva configuración institucional para promover la innovación, la “triple hélice” de universidad, industria y gobierno, en la que la universidad se posiciona como punta de lanza de la reconfiguración tecnológica empresarial.

Nos vemos la próxima semana con la siguiente parte del Modelo.

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