¿Alguna vez, estando en casa o en algún lugar cerca de la avenida, has sentido como si temblara por un camión pesado que pasó muy cerca? Esas perturbaciones o vibraciones, quizás ni a ti ni a mi nos quitan el sueño, porque nuestro trabajo no depende de ello, pero para los sismólogos, este tipo de perturbaciones debe ser un dolor de cabeza.

La sismología estudia la propagación de ondas que se generan en la tierra, de tal manera que su estudio es competencia de las geociencias. Quizás el fenómeno más relevante para la sociedad, por el peligro que representa, son los terremotos.

Esta ciencia utiliza sensores que se llaman sismómetros —fácil de recordar, ¿eh?— para monitorear las ondas que se propagan en el suelo o subsuelo, y en Querétaro se cuenta con varias estaciones que permiten a la UNAM campus Juriquilla monitorear continuamente el suelo y sus vibraciones.

El camión de tres toneladas que al pasar nos hace pensar por un momento que está temblando por una causa natural, es una de las tantas fuentes por actividades humanas que provocan perturbaciones en la actividad sísmica. El tránsito, la construcción, un concierto, las aglomeraciones de personas, todas generan lo que se denomina como “ruido sísmico antropogénico”.

Pero, todas las actividades que lo generan se fueron de cuarentena y el subsuelo tuvo un momento de “silencio” en el que los sismómetros fueron capaces de obtener las vibraciones que siempre estuvieron presentes, pero que al ser más sutiles que las que generamos nosotros, permanecían ocultas.

Según se reportó en la revista científica Science, el ruido sísmico mundial se redujo en un 50%. La relevancia global es que la cuarentena representó una oportunidad única de obtener señales enmascaradas en zonas urbanas. Así que el objetivo del estudio es buscar las vibraciones que se mantuvieron escondidas en volcanes, por mencionar un ejemplo.

A veces las repercusiones por actividades humanas están frente a nuestras narices, pero también debajo de nuestros pies. Pero ¿será el ruido sísmico una medida de la dinámica social? Y si lo es, ¿deberíamos usar esta información para tomar decisiones como personas, como gobierno? Al respecto, escribiré en quince días, en ésta, su columna: “Ciencia con limón y sal”.

@chrisantics

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