Es preocupante la insensibilidad que muestra el Ejecutivo Federal al menospreciar los problemas que lastiman a la población, como desastres naturales, hechos violentos o situaciones que generan tragedias familiares. Habla de un gobernante insensible que se empecina en continuar con un discurso populista que daña la economía y la vida cotidiana de cientos de miles de mexicanos por no tener una estrategia de gobierno.

La falta de empatía y respeto al sufrimiento de decenas de miles de familias hace manifiesta la falta de sensibilidad en el gobierno. La soberbia está presente, pareciera que el Presidente goza de una superioridad moral que pone al gobierno por encima de esto.

Una de las consecuencias inevitables y más graves de la parcialidad populista es la polarización social. Si el gobierno federal exhibiera mínimamente la misma indignación ante las víctimas de violencia, cuando se asesina, se secuestra, se cobra, se extorsiona, podría mejorar significativamente este clima de polarización.

Los expertos opinan que las causas estructurales de esta violencia en todas sus manifestaciones están claramente identificadas: desigualdad, corrupción, impunidad e incivilidad o deshumanización. La estrategia social del gobierno federal ha fracasado en su intención de atender de raíz y punto final a esta violencia.

Por otro lado, la estadística es fría y contundente, más de 121 mil muertos en lo que va del sexenio, el más sangriento que ha vivido México. Son múltiples la evidencias de que “abrazos, no balazos”, es solo una expresión populista que no se apega a la realidad. Estamos en la segunda mitad del mandato del Presidente de la República, el argumento de que todo es culpa del pasado por reiterativo está desgastado, durante sus casi cuatro años y las cifras de inseguridad siguen creciendo.

No hay que olvidar que en el año 2005, el Ejecutivo federal manifestó: “al diablo con sus instituciones”. En ese entonces, la frase se entendía como protesta. Hoy, es la forma de “gobierno”: sustituir el orden institucional vigente por otro de su propia inspiración.

Los estudiosos del Derecho dicen que el poder es indispensable si se le considera como fuerza necesaria para ejecutar las decisiones tomadas con autoridad por los detentadores del poder. Pero si bien la autoridad es un concepto estrechamente relacionado al de poder, no son una y la misma cosa. Considerando que el poder es la posibilidad de imponer la voluntad de uno sobre otros, y que actualmente éste se encuentra depositado en el sistema jurídico, la autoridad es la legitimación en la materialización de éste, es decir, independientemente de su fuente es legítimo su ejercicio.

Por su actitud soberbia da elementos para pensar que está organizando a las partes e ideando el mecanismo para instaurar un “maximato” a partir de 2024.

Las declaraciones de Adán Augusto López Hernández, Secretario de Gobernación lo dicen veladamente: “Será el tiempo de un presidente que consolide la transformación, que venga de un proceso de evolución dentro de la 4T. Son tiempos inéditos, de consolidar la 4T. Morena tendrá larga vida en el país”. “Hay, dentro del movimiento, quienes no alcanzan a entender la dimensión de esta etapa de transformación, y que no entienden que este movimiento tiene un liderazgo en la figura de Andrés Manuel López Obrador…”

Recordemos que gracias al poder político centralizado en el PNR, durante el periodo de 1928 a 1934 no hubo autoridad política más importante que la de Plutarco Elías Calles, debido a ello, el expresidente comenzó a ser llamado “Jefe Máximo de la Revolución”. A diferencia de sus antecesores, Calles ya no apostaría por reelecciones, sino por una democracia simulada a través de otras personas. ¿Estará pensando en instaurar un “maximato”? O sea, su obsesión por el poder.

Expresidente municipal de Querétaro y ex legislador. @Chucho_RH

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