En nuestra última entrega escribimos sobre la tecnología blockchain y su capacidad de influir en todos los ámbitos y sectores sociales; específicamente, al considerar su vocación de transformar los sistemas digitales en  más democráticos, seguros y transparentes.

Dicha transformación debe llevarnos a reflexionemos amplias; por ejemplo, ¿qué significa para las nuestras generaciones (millennials y centennials) este cambio de paradigma?, que va más allá de contar con diferentes esquemas o mecanismos para realizar pagos, transferencias y toda clase de movimientos en el mundo digital.

En los últimos años las fintech han cambiado drásticamente los servicios financieros, así como la forma en que estos se estructuran, suministran y consumen; sobre todo, ha cambiado nuestra forma de entenderlos. Su irrupción en el mercado financiero ha reconfigurado las expectativas del cliente, elevando los estándares de la experiencia del usuario; mediante las innovaciones en los servicios financieros  -como la adjudicación rápida de préstamos-, las fintech también han demostrado que los nuevos modelos de negocio por parte de empresas tecnológicas globales, como Apple o Google, son viables en el entorno financiero.

Siguiendo este orden de ideas, el día de ayer tuve la oportunidad de participar en el panel “The Future of Fintech”, organizado por el Tecnológico de Monterre, campus Querétaro,  en el marco de su evento anual INCqro. Uno de nuestros principales planteamientos fue si las fintechs representaban algún riesgo o alguna amenaza tanto para el status quo, como para los actuales jugadores del mundo financiero; entre las conclusiones a las que llegamos es que esta revolución tecnológica debe verse y comunicarse como un horizonte de oportunidades ilimitado, al que no debemos temer; implica pasar del cambio de nuestro sistema bancario, al cambio de nuestro sistema de pensamiento. Representa encontrar mejores caminos a los establecidos, mejorar la productividad y la atención a las personas por medio de la innovación.

Una buena noticia es que América Latina es un mercado ideal para dar un salto cuántico en materia de servicios financieros; con un índice de bancarización del 49% y servicios ultra concentrados en pequeños segmentos de la población, las fintech son una oportunidad para la inclusión social y económica de individuos y pequeñas empresas.

Una gran noticia es que Querétaro empieza a posicionarse como un ecosistema ideal para la Revolución Fintech, gracias a su modelo de vinculación efectiva, a las empresas de tecnología financiera que nos eligen como destino,  a su modelo 
de “clusterización”, a su mejor conectividad y su mercado exponencial.

Visto así, nuestra gran tarea a partir de ahora es construir el futuro en comunidad, apostando por el talento local y apoyando el surgimiento de startups fintech locales que aceleren procesos de digitalización.

Una empresa fintech por sí sola es una rebelde, pero si nos involucramos y adoptamos una nueva visión, juntos somos revolución. Así que redoblemos la apuesta: avancemos sin miedo al cambio, seamos innovadores y disruptivos, abramos más puertas de colaboración y emprendimiento.

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