El pasado 23 de febrero fue aprobada por la cámara de diputados la iniciativa enviada por el Ejecutivo en la que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) y el proceso pasó al senado de la república.

La iniciativa había sido enviada por la presidencia de la república desde el 1 de febrero y fue catalogada como “preferente”. Desde que se dio a conocer la iniciativa se desató una polémica en diversos ambientes, sobre todo en los ligados a las compañías extranjeras que producen energía eólica y solar.

En cualquier país democrático estos procedimientos son totalmente legítimos y legales. Para eso la gente vota por un determinado partido u otro. Para que se aprueben determinadas leyes o para que se revoquen o se reformen determinados artículos. Y más cuando partidos de oposición llegan al poder ejecutivo. Lo hacen las derechas y lo hacen las izquierdas.

Sin ir más lejos, apenas tomó posesión el nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, inmediatamente dictó una serie de medidas ejecutivas para deshacer determinaciones aprobadas por Donald Trump usando exactamente el mismo mecanismo. Por ejemplo, la derogación de la declaración de emergencia nacional dictada por Trump, o sus medidas de política migratoria o las trabas a la despenalización del aborto, sólo por citar algunas. Y esto es así porque hubo cambio de partido en el gobierno, el poder pasó del partido republicano al partido demócrata y cada partido llega al poder con su propia agenda, sería absurdo que un partido de signo totalmente opuesto mantuviera la agenda de sus adversarios. En todo caso, esa sería la excepción y no la norma.

Pues en México sucede lo mismo. El tsunami de Morena en las elecciones de 2018, con más de 30 millones de votos, fue para derogar, en la medida de lo posible, muchas de las medidas impuestas por los gobiernos neoliberales en los últimos 30 años, entre ellas reformas tan importantes como la laboral, la educativa y la energética.

En particular, en el sector energético se esperaban cambios tanto en el área de hidrocarburos como en el área de la energía eléctrica.

Con las reformas aprobadas el 23 de febrero el estado retoma un poco el control que se había perdido en el sector eléctrico. Se potencia a la Comisión Federal de Electricidad y se busca un nuevo equilibrio con los actores privados, los que generan ya el 60 por ciento de la energía eléctrica en nuestro país.

Google News