No cabe duda, “a río revuelto, ganancia de pescadores”; dicen por ahí que “lo menos importante es quien te la hizo, lo fundamental es encontrar quien te la pague”. La espada de Damocles de algunos “vivarachos” se cierne sobre la tan comentada “reforma energética”.

Hoy día, lo de moda, dirían algunos con elegancia, es concluir de manera simplista y equivocada que todo lo malo que nos pasa: la depreciación del tipo de cambio, los importantes ajustes al gasto publico, el doloroso incremento al precio de los combustibles, la presión inflacionaria; todo, absolutamente todo, se debe a que algunos legisladores se atrevieron a pensar en un sector de hidrocarburos diferente; dinámico, ágil, más productivo, eficiente y generador de inversiones.

Se entiende y respeta que el juicio popular se decante de un solo lado; la mayoría de los mexicanos comparten una justificada molestia; a nadie puede gustarle que le supriman un subsidio, pero me parece que detrás de las manifestaciones de protesta se alberga un sentimiento de frustración que obedece a muchas y diversas causas, ninguna de ellas, se encuentra relacionada con la reforma energética.

¿Qué es la reforma energética? Un marco jurídico que nos va a permitir corregir aberraciones insostenibles como las siguientes:

—¿Sabes dónde se encuentra instalada la refinería más eficiente de Pemex; aquella que refina los productos de mejor calidad y con mejores precios? En Texas, Estados Unidos. Si, así es, por absurdo que parezca. ¿Y por qué esto? Bueno, porque el anacrónico marco jurídico no le permitía a Pemex, asociarse con otras entidades en proyectos de refinación en el territorio nacional. Increíble, pero cierto.

—¿Sabes cuál es la capacidad de almacenamiento de combustibles en México? Tan solo 3 días (a nivel internacional se recomienda una capacidad de almacenamiento de al menos 30 días), por eso, cuando un grupo secuestra, bloquea o cierra centros de almacenamiento, en un par de días se genera un verdadero desabasto en regiones o entidades federativas completas; y esto también se lo debemos al hecho de que un monopolio, (condición de Pemex antes de la reforma) solo invierte en el proceso productivo que le arroga mayores dividendos; Pemex, por décadas, dejo de invertir en refinación, almacenamiento y distribución porque le resultaba mucho mas lucrativo concentrar su esfuerzo en la producción de crudo, esta última le producía márgenes de ganancia de más de 300%, mientras refinar o almacenar, apenas le significaba un 15 o 20%.

Basta de mentiras, el momento difícil, complejo y doloroso por el que estamos atravesando no le da a nadie derecho para hacer del engaño un mecanismo de promoción y activismo políticos.

La reforma energética es una política pública de largo alcance que le permitirá a México contar con cuantiosas inversiones, privilegiar la competencia, incrementar la productividad del sector y generar un importante impulso a la actividad económica en México.

Al tiempo.

Diputado de la LVIII Legislatura del Congreso del estado de Querétaro.

Líder de la fracción parlamentaria del PRI

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