“Desde esta gran asamblea, decimos a todos los que de aquí en adelante no quieran respetar la voluntad de la inmensa mayoría de los priístas que renuncien a nuestro partido, y que busquen su afiliación en otras organizaciones políticas, en el PRI no tendrán cabida ni la quinta columna, ni los caballos de Troya” fueron las palabras pronunciadas por Jorge de la Vega Domínguez durante la XIII asamblea nacional del revolucionario institucional, con esa declaración, el PRI renunciaba para siempre a la posibilidad de democratizarse al interior, y abandonaba el simbolismo de la reforma y el cambio desde dentro.

Con el anuncio se generó la fractura más importante que haya padecido dicho partido, dando origen a la salida de la de la corriente democrática, convertida años más tarde en el PRD. Treinta y tres años han pasado desde aquel 17 de marzo, y en 3 décadas se han experimentado 4 alternancias de partido en el gobierno a nivel nacional y 3 en el ámbito estatal; sin embargo, el común denominador ha sido el estancamiento económico y la corrupción política, esta última cada vez más pública.

En 2012 el PRD, al suscribir una coalición de gobierno -pacto por México-, sufriría otra gran fractura que lo dejaría como partido meramente testimonial, pues el lopezobradorismo al abandonar las filas perredistas, abriría la puerta para la creación de una fuerza política heredera de la fractura de 1987, Morena, aunado a muchas causas sociales más.

Claro está que, una cosa es lo que sucede a nivel nacional y otra muy distinta lo que pasa a nivel entidad, pero hoy en día, cuando el PRI ocupa el tercer lugar y se ha hecho pública la alianza que durante años se había mantenido de facto, no suena descabellado para la reflexión, expedir el acta de defunción de dicho instituto político, amén de las posiciones que eventualmente pudiera lograr en la cámara baja. Los simpatizantes podrán argumentar que tan solo en el presente año, ganó un número importante de municipios en dos entidades del país, no obstante, en el caso de Querétaro el escenario es muy distinto.

Me explico, los resultados que el PRI obtuvo para Querétaro en las últimas tres elecciones han sido: 289 mil en el 2012 para el Senado; 321 mil en el 2015 para la gubernatura; y 147 mil para el Senado en la pasada elección de 2018. El otrora partido hegemónico tendría que hacer un esfuerzo titánico para lograr convencer a 174 mil ciudadanos, solo para estar como estaba en 2015, faltándole aún una cantidad de más o menos 80 mil voluntades para lograr obtener los 400 mil votos que se requerirán para ganar la gubernatura en 2021.

Su pronóstico de triunfo es muy reservado.

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