El pasado 1 de octubre, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, envió al congreso de la unión una iniciativa para modificar los artículos 25, 27 y 28 de la constitución, todos relativos al sector energético. En particular, la iniciativa propuesta tiene que ver con el sector eléctrico nacional y, más específicamente con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El contexto de esta iniciativa tiene que ver con los resultados desastrosos para el país de la reforma energética de 2013, impulsada, principalmente, por el PAN y por el PRI. Se trata de revertir, en la medida de lo posible, las medidas más lesivas tanto al interés nacional como al interés de los usuarios.

Muchas mentiras dijeron los panistas y los priistas en 2013. Ya desde 2007 cuando el panista Felipe Calderón intentó una primera reforma constitucional, que no cuajó dada la falta de apoyo por parte del PRI. En 2007 se nos quiso vender una reforma energética con el cuento de que Pemex no tenía tecnología para extraer petróleo en aguas profundas. Es verdad que México no tenía y no tiene ese tipo de tecnología, pero también es verdad que la mayor parte del petróleo mexicano se halla en aguas someras.

Posteriormente, en 2013, se nos quiso vender otra reforma energética, esta vez sí aprobada, con el cuento de que iban a llegar grandes inversiones, que no se ven por ningún lado y que bajarían los precios de los combustibles, lo que ha resultado totalmente falso.

Efectivamente, a finales de 2012 el precio de la gasolina Magna era de 10.81 pesos, para finales de 2018 costaba ya 20 pesos, casi el doble en tan sólo seis años.

En el caso del servicio eléctrico residencial, en 2013 el precio del servicio básico era de 0.759 pesos el kilowatt-hora, el intermedio costaba 0.927 y el excedente 2.709. Para 2018 estos precios habían aumentado.

La reforma energética de 2013 hizo que ahora los privados controlen una tercera parte de las gasolinerías del país y que la mayor parte pertenezca a transnacionales extranjeras. De manera absurda los extranjeros nos vienen a vender a México gasolina mexicana, algo que los mexicanos ya sabíamos hacer desde 1938.

De la misma manera, el control de la generación de energía eléctrica por parte de privados lo tienen empresas extranjeras, principalmente españolas. Estas últimas nos están mostrando en España que lo que menos les interesa son los consumidores. Ya es hora de poner un alto a esta situación.

Presidente del Consejo Estatal de Morena

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